El almuerzo con el presidente
Cada año, horas antes de su discurso sobre el Estado de la Unión, el presidente de Estados Unidos convoca a periodistas de las principales televisoras del país a la Casa Blanca para una comida previa al informe. Es una tradición que se mantiene hasta hoy, a pesar de la mala relación que Donald Trump ha establecido con los medios de comunicación.
La reunión que usualmente se ofrece para propósitos de planeación y no de publicación, sirve para que el presidente adelante el tono y los temas principales que abordará durante su mensaje, y para que los periodistas podamos cuestionarlo sobre estos asuntos.
Este año, el encuentro se realizó en uno de los dos comedores ubicados en el ala ejecutiva de la Casa Blanca, donde el personal militar encargado de coordinar los eventos sociales de la residencia oficial montó una mesa rectangular con lugares previamente asignados.
Trump fue el último en entrar al salón. Saludó personalmente a todos los asistentes y luego se dirigió al centro del comedor para arrancar el almuerzo, flanqueado por su directora de comunicaciones, Hope Hicks, y por la secretaria de prensa, Sarah Sanders.
Así, entre sopa de tomate y pollo rostizado acompañado de cuscús, servidos por los meseros hispanos que normalmente atienden a los invitados a la Casa Blanca, un grupo de 20 periodistas platicamos este martes con el presidente Donald Trump sobre su primer año de gobierno y sobre la visión que su administración busca implementar de aquí a la elección de 2020.
El tono de la conversación fue mucho más cordial al que ha mostrado el presidente en Twitter y en los discursos en los que arremete contra la prensa. Trump habló de la reforma fiscal y el desempeño de la economía como los dos grandes logros de su primer año y compartió algunas reflexiones sobre estos primeros 12 meses como presidente.
Habló en el mismo tono que utilizó en el informe y que, según la encuesta publicada por CBS News, resultó un éxito entre quienes siguieron el mensaje. 97 por ciento de los republicanos, 43 por ciento de los demócratas y 72 por ciento de los independientes aprobaron el primer informe de gobierno de Donald Trump.
Es difícil no brillar en un escenario como el del Estado de la Unión. Todo está diseñado para que el presidente tenga una gran noche. Pero, a diferencia del encuentro que sostuvimos con Trump el año pasado, esta vez el presidente se mostró confiado, cómodo y cautivado con el ejercicio del poder. No era un Trump debilitado por el escándalo, por la investigación de Robert Mueller o por sus bajísimos niveles de aprobación. Es un Trump instalado en la oficina oval y con la mira puesta más allá de 2020.