VIVEN LOS MISTERIOS DEL MUNDO DE LOS DUENDES EN HUASCA
El místico museo reúne la magia de un espacio peculiar que cautiva a los visitantes con más de 200 figuras
Desde 1995 Cristina Cortés comenzó con el proyecto de construir un Museo de Duendes, pero fue hasta 2005 cuando dicha idea se convirtió en realidad. Ubicado en Huasca de Ocampo, el llamado Museo de los Duendes se ha posicionado como un sitio de referencia para los turistas que visitan el primer pueblo mágico del país.
A un costado del hotel Barranca Honda, el místico museo reúne la magia de un mundo desconocido que cautiva a los visitantes, pues las más de 200 figuras de distintos tamaños, formas y colores de duendes, nomos, troles, elfos, decoran una cabaña que genera admiración entre los visitantes.
Su pasillo principal de entrada advierte a los visitantes que su experiencia en el museo será totalmente distinta a la del resto de los recintos culturales de la entidad, pues en su interior reúne a duendes de distintas formas que están rodeados por decenas de monedas que, según la tradición, conceden un deseo a la persona que la deposita.
En los jardines las figuras de duendes de distintos materiales, así como los zapatos que simulan sus hogares recrean un ambiente similar a los cuentos, pues también hay hadas y los visitantes también se pueden fotografiar, pero al revelarse la imagen se aprecian algunas figuras extrañas que, dicen los guías turísticos, son los duendes y hadas que deambulan en la zona a una gran velocidad y por ello son imperceptibles para la vista humana.
La gerente del Museo, Margarita Moreno Cruz, cuenta que heredó este proyecto de su esposo, Librado Lugo Montaño desde hace nueve años y han promovido el turismo que reciben de distintas regiones del país, desde la Ciudad de México hasta de Nuevo León, entre otros, quienes son atraídos por las historias de los duendes.
Aunque estos personajes son originarios de Irlanda, debido a la presencia británica en Hidalgo por la minería, la creencia popular dice que también llegaron los primeros duendes y se asentaron en las zonas ricas en minerales, por lo que además del ambiente boscoso que rodea a Huasca, es un lugar ideal para convertirse en el hogar de los elfos.
Pese a que nadie sabe exactamente su edad, algunos relatos dicen que los cada día para un duende es un año en la realidad, por lo que pueden ser milenarios, pero son tímidos y sólo se aparecen a los niños que hablan con ellos, porque dice Margarita Moreno, no tienen maldad en sus corazones y por ello pueden hablar sin problemas.
En el museo de los Duendes también se aprecian algunos mechones de pelos de caballos que fueron amarrados por estos personajes, porque forman parte de las maldades que hacen e incluso la tradición del recinto dice que algunas mujeres también sufren las consecuencias de las bromas que realizan y al finalizar el recorrido pueden sufrir enredos en el cabello.
Los visitantes ingresan a la tienda de artesanías, pero dice la tradición que son los duendes los que escogen a los dueños.m