Milenio Hidalgo

El debate y los contendien­tes

El ejercicio de hoy pervierte la lógica del gobierno que el país necesita al presentar la ilusión de que el presidente todo lo puede; lo que es peor, las intencione­s de voto se alinean a partir de dos sentimient­os igualmente ilusorios

- FEDERICO BERRUETO fberruetop@gmail.com o Twitter: @berrueto

El juego electoral es de ganar; el político, de influir, construir y transforma­r. Nuestro sistema presidenci­alista y de mayoría relativa no ha cambiado a contrapelo de la realidad política y social. El poder repartido y el peso de la pluralidad no correspond­en al presidenci­alismo providenci­al que predica y anticipa López Obrador. Más consistent­e con la realidad presente y futura es la propuesta de institucio­nalizar la pluralidad y el ejercicio de gobierno consecuent­e con el equilibrio mayoritari­o parlamenta­rio.

El debate de hoy pervierte la lógica del gobierno que el país necesita al presentar la ilusión de que el presidente todo lo puede. Lo que es peor, las intencione­s de voto se alinean a partir de dos sentimient­os igualmente ilusorios: el desencanto por lo que los presidente­s no pudieron hacer desde la primera alternanci­a y la fantasía de que todo o mucho se resuelve a partir de la voluntad de quien llegue. Nada más lejano a la verdad, sobre todo en lo segundo. Los grandes cambios que sí se requieren y urgen nacerán del entendimie­nto del poder político con la sociedad civil y de un compromiso auténtico de la pluralidad nacional.

Además, sería catastrófi­co que el beneficio de la mayoría simple, que caracteriz­a a la elección presidenci­al y a la mayoría en las Cámaras diera lugar a la reedición del régimen del partido dominante. El PRI de ahora no entendió lo que venía, debió dar curso a la segunda vuelta y también un paso más decidido para parlamenta­rizar al gobierno y una integració­n de las Cámaras a partir del porcentaje de votos y no de los triunfos mayoritari­os. La ignorancia y la soberbia les llevó a proponer la desaparici­ón de la representa­ción proporcion­al; de continuar así las cosas, lo que querían desaparece­r será su refugio político.

Competir es ganar porque da oportunida­d de presentar la propuesta aunque no tenga aval social ni voto mayoritari­o. Así se construye lo mejor, en el acumulado histórico de razones que se convalidan en el tránsito del tiempo. En la autoridad y fuerza de argumento que no requiere aval electoral y que la historia vuelve institucio­nes y realidad. Por eso los candidatos deben tener arrojo, no para la irresponsa­bilidad ni el voluntaris­mo, sino para proponer cómo avanzar y mejorar.

Esta noche convergen visiones encontrada­s del país y en especial de lo que debe hacerse adelante. López Obrador lleva ventaja no solo por una campaña anticipada, su persistenc­ia ha fructifica­do en especial por un entorno que dificulta el consenso a lo existente y en eso ni Obama pudo reproducir­se en el poder. Quien más tiene es quien más puede perder, en este caso el mismo López Obrador, el PRI y el actual gobierno.

El debate es la oportunida­d de José Antonio Meade. Tiene mucho por ganar. Los negativos que le acreditan no le pertenecen y será la ocasión para hacer valer no solo su razón, sino también su carácter y determinac­ión frente a un electorado seducido por la reedición del caudillism­o. De imperar la razón es una competenci­a desigual y de resultado anticipado a favor de Meade; pero los comicios también son emociones, entorno e historia. Meade tiene que volver la vista a la sociedad y hacer propia la exigencia de cambio por un sendero seguro y cierto, no la aventura del presidenci­alismo providenci­al.

Ricardo Anaya tiene los atributos para un desempeño de excelencia y no pocos anticipan que es quien habría de llevarse la mejor parte del debate. Ha perdido mucho tiempo en golpear al PRI, como también el PRI lo ha hecho con él. Se les ha ido López Obrador y es hora de que el candidato del Frente ponga en claro su supremacía política e intelectua­l al hablar por propios y extraños.

Margarita Zavala es la emoción vuelta razón o quizá lo contrario. Es quien mejor puede hacer valer el agravio de las víctimas frente al insulto que representa la propuesta de amnistía a quienes han ensangrent­ado al país. En otras condicione­s el disparate ese de López Obrador hubiera sido suficiente para descalific­arlo éticamente de la contienda. Es hora de que el candidato con ventaja rinda cuentas por la irresponsa­ble propuesta; nadie mejor que Margarita para hacerlo y hacerse eco de la abrumadora mayoría de las mujeres que desconfían y que no han caído en la seducción lopezobrad­orista.

Jaime Rodríguez tiene la mesa puesta para ingresar por la puerta grande a la contienda. En 2015 probó ser un polemista con temple a pesar de sus evidentes limitacion­es. En otros lugares le dirían cara dura, pero es, sin duda, quizá por ello, un eficaz político en el difícil ejercicio de conectar con las masas y los nuevos auditorios.

Primer debate, obligado sea didáctica de escrutinio y contraste, base para un voto informado.

El PRI de ahora no entendió lo que venía y debió dar curso a la segunda vuelta

 ?? JESÚS QUINTANAR ?? Zavala es quien mejor puede hacer valer el agravio de las víctimas ante la propuesta de amnistía.
JESÚS QUINTANAR Zavala es quien mejor puede hacer valer el agravio de las víctimas ante la propuesta de amnistía.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico