La participación política de los maestros
En los tiempos actuales de elecciones que vive México, es común que se incremente la participación política de los maestros hacia el proyecto políticoeducativo que consideran les dará mayores beneficios. La polarización en la participación se manifiesta en aquellos maestros que luchan por la instauración de un proyecto educativo que rupture de fondo con el sistema construido por años y que ubica a nuestra educación en un lugar periférico dentro de las prioridades de la sociedad. Por otro lado, están los maestros que se manifiestan por el mantenimiento de statu quo, animados más por el beneficio personal y por la lealtad a una cultura política corporativa.
La baja calidad de los procesos educativos en México, ha sido notoria en las últimas décadas. La causa principal que señalan los expertos, es el modelo de políticas neoliberales que han instalado una racionalidad instrumental en acciones y procesos en algo que es esencialmente humanista y social: la educación. Evidentemente que esto exige una participación activa del magisterio en la política, sin embargo, las acciones no siempre se dirección a abatir el problema sino a profundizarlo. Es en este campo de lucha, siguiendo a Bourdiue, donde se encuentran los distintos proyectos y actores.
Si esto es así, la participación política de los maestros requiere fundamentarse. Uno de los principales puntos de partida para ello lo constituye una mirada profunda a la situación actual de la educación. Analizar de manera puntual los procesos de formación inicial y continua de los maestros; las condiciones laborales; las condiciones institucionales del trabajo docente, la infraestructura y equipamiento de las escuelas; los criterios de distribución presupuestal; el ejercicio presupuestal; el modelo educativo y curricular; entre otros muchos aspectos, les permitirá forjarse una visión más clara de hacia dónde orientar sus esfuerzos políticos.
Una de las tesis sostenidas por Paulo Freire (1987) es que “todo acto educativo es un acto político”. Mencionaba que la neutralidad no se sostiene cuando se habla de educación y advertía que la tarea educativa se utiliza como instrumento de dominación ideológica, pero de la misma forma, reconocía la acción educativa como una acción emancipatoria. Reconocer entonces la condición educativa actual, es una condición para la participación política, particularmente por los maestros, con base en procesos de auto-reflexión y pensamiento crítico. Con esto último, apunto que la participación política de los maestros debe ser pensada.
Una participación política pensada, refiere necesariamente a una postura crítica, no alienada, no cooptada. Una participación libre, sin coerción de ningún tipo ni condicionamiento a la obtención o pérdida de beneficios personales (práctica muy común en el ámbito magisterial, por cierto). La participación política de los maestros debe articularse a las demandas de la sociedad y al fortalecimiento de la educación pública. La educación como beneficio público, es motivo de la política. (Aguilar, 2009).
En la complejidad contextual que caracteriza a la sociedad actual. Los debates y los procesos de articulación de la política educativa, en la que convergen los intereses de la sociedad, las fuerzas políticas, así como de la estructura institucional gubernamental, en la organización y desarrollo de los proyectos educativos, la participación política de los maestros es primordial. Los maestros deben ser partícipes del diseño de política, particularmente la que los implica a ellos y a la educación. Los maestros se deben pronunciar por terminar con el “uso político” que se les ha dado en el discurso. Los partidos políticos los “arropan” y “cuidan” en sus periodos de campaña. Saben de la fuerza del magisterio y del “uso” que pueden darle. La participación partidista de los maestros debe ser voluntaria y libre de elección, toda vez que el origen de su participación puede traer consecuencias no gratas en el momento de la implementación de las políticas.
Los maestros, como sujetos humanos pensantes, son actores políticos que tienen una responsabilidad central en los procesos educativos, por tanto, pueden resistirse o coadyuvar a los proyectos político-educativos que les propongan. La consideración es que, en el supuesto de la emergencia de una acción colectiva, los maestros deben exigir una participación más central en los procesos de diseño, implementación y evaluación de política educativa.
Apunto la necesidad de la participación política de los maestros como una necesidad de nuestros tiempos. Lo lamentable es la pasividad. Quejarnos de lo que podemos cambiar y transformar, simplemente porque nos negamos a hacerlo. Si no nos preocupamos por nuestra materia de trabajo, nada tenemos que hacer en el campo de la educación. La participación política debemos concebirla como un acto pedagógico-democrático en el cual se juega el futuro de nuestra nación, y en ello, todos somos responsables.