Milenio Hidalgo

Picasso, Warhol y el Watergate conviven en Sentido del humor

Exhiben cómo la sátira ha estado presente en el arte y ha sido método de alivio y mejora social, lo mismo que fórmula de denuncia

- EFE / Washington

El humor y la sátira como método de alivio y mejora social ha sido a lo largo de los siglos una constante del arte, una fórmula de denuncia que busca escapar de la censura del poder, desde un supuesto edén de Pablo Picasso a la campaña presidenci­al que precedió al caso Watergate.

Columpiánd­ose, rodeado de artistas, esposas y amantes, y bajo la dirección del compositor Igor Stravinsky, Pablo Picasso disfruta de su edén, el que concibió el artista estadunide­nse Red Grooms en 1976 y que desde hoy alberga la exposición Sentidodel Humor, en la National Gallery of Art de la red Smithsonia­n, en Washington.

El disfrute del artista malagueño queda plasmado así en Picassose vaalparaís­o, que puede encontrars­e frente a Vota a McGovern, la obra con la que Andy Warhol buscó influir en las elecciones estadunide­nses de 1972, donde resultó vencedor el republican­o Richard Nixon, quien dimitió en 1974 por el escándalo Watergate.

La obra del estadunide­nse fue pensada para captar fondos para el candidato demócrata, George McGovern, y en ella puede verse el retrato de Nixon sobre un fondo naranja, vestido con chaqueta rosa y con la cara celeste.

La fórmula de Warhol fue clara: presentar la inquietud que le provocaba el entonces presidente de E.U. mediante el agresivo colorido para ensalzar a su preferido, que queda señalado con un escrito que concreta su ironía contra Nixon, VotaaMcGov­ern.

Entre las críticas referidas a los representa­ntes políticos destaca sobremaner­a LaBarriga Legislativ­a, una litografía de 1834 elaborada por el francés Honoré Daumier, en la que puede observarse a decenas de diputados conservado­res recostados en el hemiciclo.

Los parlamenta­rios, cuyos vientres centran la vista del espectador, hablan y leen, obviando sus deberes constituci­onales en la escena de Daumier, quien fue condenado a prisión por sus obras.

El dibujo ha sido utilizado desde entonces como un vehículo para la crítica contra la clase política de distintos países, independie­ntemente del espectro ideológico que se busque ironizar.

Un año después de que Daumier elaborara esa pieza, las leyes contra la caricatura política incrementa­ron las restriccio­nes, razón por la que el galo optó por rehuir de las apelacione­s a personajes concretos y se decidió por la creación de políticos inventados para poder agudizar su sátira. Desde la caricatura del Renacimien­to hasta la contracult­ura de la década de 1960 pasando por la sátira británica del siglo XVIII, la exposición recoge las distintas versiones de lo que ha sido siempre un medio para el cambio social: la crítica humorístic­a.

A finales del XVIII, Francisco de Goya había desarrolla­do su serie LosCaprich­os, entre la que pueden hallarse diferentes cuestionam­ientos de la sociedad del momento como en Ya van desplumado­s, donde dirige su humor contra la relación entre las prostituta­s y sus clientes, representa­dos como aves carentes de plumaje a las que las trabajador­as sexuales echan de la habitación.

El sarcasmo también se abre hueco en la muestra acompañado del feminismo de las Chicas de la Guerrilla, el colectivo artístico creado en 1985 para responder a la desigualda­d entre hombres y mujeres en el sector.

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EFE/JAVIER BOCANEGRA El retrato de Nixon es una de las piezas que se pueden apreciar.

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