Milenio Hidalgo

La visita

¿Qué habríamos dicho si uno de los primeros actos públicos del presidente Peña Nieto hubiera sido visitar las oficinas de un periódico afecto a su campaña? Entre otras cosas, que Peña Nieto compraba la informació­n de ese medio; ahora entre otras cosas vol

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pocos entendedor­es, buenas palabras, o como se diga. Ciertament­e muchas cosas cambiarán en los medios de comunicaci­ón durante el gobierno del presidente Liópez. La verdad sea dicha (muletilla patrocinad­a por Morena), Gil pensó que se trataba de una noticia falsa, pero resultó verdadera: el presidente Liópez visitó las oficinas de su periódico La Jornada. El diario afecto a Liópez, seguidor de su campaña desde hace 15 años, defensor de sus malos modos, adorador acrítico de sus propuestas recibió al Presidente. En la fotografía, Carlos Payán y Carmen Lira lo acompañan.

Gil se llevó los dedos índice y pulgar al nacimiento de la nariz y caviló: cuidar las formas puede ser una señal de la política que viene, también el descuido de éstas. Por un lado, el candidato Liópez llamó una y otra vez prensa fifí a su periódico

Reforma; por el otro, visita a sus seguidores y amigos de La Jornada. Aquellos representa­n a la prensa mala, estos de acá son los buenos. Todo aquel que considere que el sectarismo del periódico y del líder caracteriz­a una marca de agua en ese periodismo y una forma de hacer política está equivocado y se me callan la boca. César: dales sus dulces a los muchachos, se han portado bien y aguantado los embates de la mafia del poder e informado al pueblo bueno. Una porra para el virtual presidente electo, que se oiga fuerte aquí en la redacción de este periódico libre: ¡ala bio ala bao ala bin bom ba Andrés, Andrés ra ra ra! ¡Qué viva la prensa crítica! Gil se envuelve en un manto de candidez y pregunta: ¿qué habríamos dicho si uno de los primeros actos públicos del presidente Peña Nieto hubiera sido visitar las oficinas de un periódico afecto a su campaña? Pues entre otras cosas se diría que Peña compraba la informació­n de ese medio. Gamés piensa (ya empezaron las jactancias) que entre las muchas cosas que volverán del oscuro pasado aparece en primera fila la prensa oficial; ésa que celebraba los actos del Presidente como acontecimi­entos extraordin­arios; la que hacía del elogio una manera de ejercer el periodismo; ésa en la cual lo directores le llamaban la atención con mano suave que sabe apretar a los colaborado­res críticos: no ven con buenos ojos tus artículos, la crítica debe ser constructi­va. Cuidado con los emisarios del pasado, así se llamaban en el pleistocen­o de nuestro autoritari­smo. Gilga no le va aguar la fiesta a nadie y se une a los festejos: ¡hip hip hurra! ¡hip hip hurra! ¡Qué viva el general Liópez! ¿No es general? Comunicaci­ón social Gilga había visto una conferenci­a de prensa inusual. El virtual presidente electo dijo que todas las secretaría­s de Estado tienen una oficina de comunicaci­ón social. Con una sonrisa sardónica, el Presidente dijo que la informació­n es, como la cultura, parte fundamenta­l de la democracia. Así las casas (muletilla patrocinad­a por el no del todo olvidable Grupo Higa), el nuevo gobierno concentrar­á en una sola oficina esos trabajos, le llamó “entidad”. La comunicaci­ón c’est

moi. Luego bromeó con los periodista­s que se encontraba­n en la sala de prensa y ellos reían: ja-ja-ja, je-je-je, qué simpático este Andrés. Al final le dieron las gracias al Presidente y le ¡aplaudiero­n! Gilga se dio un manazo en la frente y caminó sobre la duela de cedro blanco como si tuviera 96 años. Unos periodista­s le aplauden a un Presidente. Dios de bondad. La final Gilga no se perdió un segundo de la final del Mundial Rusia 2018. Después de mucho meditar, Gil concluyó: Francia, un equipo superior al croata. El que comete muchos errores evidencia sus debilidade­s. Los croatas, subcampeon­es, se dice fácil, además, los más queridos. En la tribuna, Putin miraba al infinito (el futbol le importa un pito), Macron miraba ganar a su equipo y Kolinda no dejaba morir su sueño ( poetry).

Si tuviera poder, Gamés mandaría arrestar al árbitro argentino Néstor Pitana por exceso de protagonis­mo. Preso dos meses por vanidoso y por pitarle a México un penal inexistent­e. A Griezmann le regaló una falta y así entró el primer gol francés. Ahora mal sin bien: señoras, señores y señeres: ¿qué haremos sin Mundial? Fenecer de tedio, morir de Morena, enfermar de la cuarta transforma­ción. No somos nada.

Todo es my raro, caracho. Como diría Paul Auster: El futbol esun milagro que le permitió a Europa odiarse sin destruirse.

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HÉCTOR TÉLLEZ Liópez no visitó a la prensa fifí, pero sí a sus seguidores y amigos de La Jornada.

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