Ataques de ansiedad
El síndrome de Los Tecolines, ansiedad, angustia y desesperación, ha invadido a todos los empleados de confianza del gobierno federal y a muchos de base; la política de austeridad republicana del presidente Liópez le reducirá el sueldo a un grupo de entre
La ansiedad persigue a Gilga, lo cerca, lo amenaza, lo lleva por caminos oscuros. Cuando entra a su cuerpo, el corazón le da vuelcos, las glándulas sudoríparas se activan y entonces Gamés hace cosas raras y tiene pensamientos extraños. Por fortuna, Gil no es el único al que la ansiedad le tiende trampas. Loretta Ortiz Ahlf, coordinadora del proceso de pacificación del equipo del virtual presidente electo
Liópez anunció que el papa Francisco vendría a México a participar en unos foros sobre la inseguridad y la violencia. Los jefes de la comunicación del Vaticano respondieron como centellas: el sumo pontífice no tiene contemplado viajar a México. Gil lo leyó en su periódico MILENIO: “Fue una ansiedad de mi parte”. “La confirmación del viaje de Francisco”, dijo Ortiz Ahlf, “se obtuvo por parte de Carlos Cruz, uno de sus colaboradores, luego de una reunión privada: pensé que con esa confirmación informal podríamos estar agotando los recursos que tendríamos que agotar tanto dentro de la nunciatura, como enviar la invitación formal y tendríamos su confirmación”.
Carlos, ¿hablaste con el papa? Sí, Loretta, es superalivianado, no sabes. Y me dijo que él viene sin problema. Ay, te lo hubieras traído en el vuelo de regreso. Le dije, Loretta, pero me dijo que tenía que dar la misa, pero bueno, confirmado; él viene, eso que ni qué. Buen trabajo, Carlos, tú sí que te las traes. Más tarde, después del numerazo, Loretta Ortiz confirmó que el virtual presidente Liópez presentó una carta de invitación al papa ante la Nunciatura Apostólica.
Aunque copelen, cuello
El síndrome de Los Tecolines, ansiedad, angustia y desesperación, ha invadido a todos los empleados de confianza del gobierno federal y a muchos de base. La política de austeridad republicana del presidente Liópez le reducirá el sueldo a un grupo de entre 5 y 8 mil servidores públicos, quienes actualmente ganan más de 108 mil pesos al mes, que el virtual presidente electo se ha impuesto como tope salarial. Gil lo leyó en su periódico El Financiero: “De acuerdo con datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, durante 2018 se contabilizaron 3 mil 600 trabajadores de base y 4 mil 500 trabajadores de confianza que superan ese tope salarial. Si adicionalmente se cumple la promesa de recortar hasta 70% de las plazas de éste último grupo, al menos 5 mil trabajadores tendrían reducciones en su sueldo”.
A cualquiera le da un ataque de ansiedad si le bajan el sueldo o lo suprimen de la nómina. La verdad sea dicha (muletilla patrocinada por la Austeridad Republicana), el tuit que envió al aire Isaac Katz es la verdad de las verdades. Dice así: “Gobierno Federal busca: Director General de Crédito Público. Obligaciones: administrar 9 billones de pesos de deuda. Horario laboral: Lunes a sábado de 9 AM a 7 PM. Sueldo Bruto: 40 mil pesos mensuales”. Trabajar más y ganar menos, mal negocio.
En el PRI, ataque de nervios
René Juárez presentó su renuncia a la dirigencia nacional del PRI. Le tocó bailar con la más fea. A dos meses de la debacle le dijeron: René, te haces cargo del partido. Su discurso es una buena pieza de autocrítica, pero tardía e inútil: “Pareciera que no leímos bien el 68, el 88, el 97, el 2000 ni el 2006, y como partido perdimos nuestra gran oportunidad en 2012”. No leyeron bien, pero sus gobernadores hicieron un trabajo impecable. Les queda la ansiedad.
Y mandaron traer una dirigencia interina: Claudia Ruiz Massieu y Rubén Moreira. No es broma, ellos son los nuevos dirigentes que iniciarán la refundación del partido. Gil les tiene una mala noticia, como si les hiciera falta. Manadas de priistas migrarán a Morena. Esas manadas preferirán a sus abuelos del PRI, cuando había besamanos, bufalada, cargada, emisarios del pasado, presidentes duros y antidemocráticos. Con la pena, pero se van a quedar con el cascarón. Peor, imposible.
Todo es muy raro, caracho, como diría Julio Gutiérrez: He besado otras bocas / buscando nuevas ansiedades.