Conmemoración congrega a los tres Poderes y al Ejército
Entre goyas, huélums, pase de lista a los 43 y la exigencia de reabrir los procesos por genocidio, en San Lázaro develan letras de oro en homenaje al movimiento estudiantil
PMéxico or primera vez, los tres Poderes de la Unión y el Ejército mexicano izaron a media asta la Bandera monumental en el Zócalo de la Ciudad de México para recordar a los estudiantes caídos durante el movimiento de 1968.
Cinco minutos antes de las 08:00 horas, el secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida; el presidente de la Suprema Corte de la Justicia de la Nación, Luis María Aguilar; la secretaria de la Mesa Directiva, Dolores Padierna, y el presidente de la Mesa Directiva, Martí Batres, encabezaron la ceremonia.
El funcionario federal pidió a Batres que tocara un botón para arriar la Bandera nacional, mientras era sostenida por elementos del Ejército. La Banda de Guerra de la Secretaría de la Defensa Nacional entonó el toque de silencio y el Himno Nacional.
En tanto, desde uno de los costados, el presidente de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, Sergio Mayer, transmitió en vivo con su celular parte de la ceremonia.
Después, en el pleno del Senado, las bancadas repudiaron la represión de los movimientos sociales. La priista Beatriz Paredes dijo que “es trascendental que el cambio que estamos viviendo en este momento en México se haya hecho posible sin derramamiento de sangre”.
La morenista Rocío Nahle comentó que la reconciliación del país es un grito y una exigencia “que nace hoy en el propio corazón de Tlatelolco, donde fueron asesinados los estudiantes… hoy los honramos y reconocemos”.
En su intervención, Batres destacó que si bien se lamentan los hechos ocurridos en la Plaza de las Tres Culturas, también se festejan las enseñanzas y la herencia que dejó el movimiento estudiantil.
El independiente Emilio Álvarez Icaza consideró que el Senado debe ofrecer una disculpa por lo sucedido en el 68 y, a nombre del PAN, Lía Limón dijo que México no debe volver al pasado y que su partido “defenderá con firmeza las victorias democráticas alcanzadas”.
El vicecoordinador del PRD, Juan Zepeda, comentó que se debe consolidar el compromiso a favor de la democracia y las libertades logradas tras el movimiento estudiantil del 68. Entre goyas, huélums, pase de lista a los 43 normalistas desaparecidos y la exigencia de reabrir los procesos por genocidio, la Cámara de Diputados develó las letras de oro en el muro de honor con la inscripción “Al movimiento estudiantil de 1968”.
En este homenaje a los jóvenes que hace 50 años fueron reprimidos en la Plaza de las Tres Cultural de Tlatelolco, retumbó en el salón de plenos la arenga “¡dooos-de-octubre, no-se-olvida!”.
El primero en hacer uso de la voz fue el integrante del Comité del 68 Félix Hernández Gamundi, quien enlistó un pliego de siete exigencias al Legislativo.
Entre ellas está la reapertura de los procesos contra los genocidas de 1968, 1971 y la guerra sucia, la presentación con vida de los 43 y castigo a los culpables, y el acceso a los archivos de la Defensa Nacional sobre el operativo de hace 50 años.
El rector Enrique Graue fue el segundo en la tribuna, pero al inicio de su participación fue interrumpido por el grito “¡fuera porros de la UNAM!”.
Destacó que la movilización de hace 50 años fue “un grito de rebeldía contra el autoritarismo y represión de un Estado insensible a los vientos de cambio” y, desde entonces, las voces de esos jóvenes han resonado en la sociedad, sacudiendo conciencias e invitando a los mexicanos a participar.
En su oportunidad, el director general del IPN, Mario Alberto La morenista Ernestina Godoy afirmó que las placas “sí se veían muy mal” y que de ninguna manera se perderá la memoria histórica.
Sergio Mayer, titular de la Comisión de Cultura, transmitió en vivo con su celular la ceremonia
Rodríguez Casas, señaló que la sesión solemne y la inscripción en letras de oro es un merecido reconocimiento a mujeres y hombres que lucharon por las libertades democráticas.
Resaltó que el 2 de octubre fue un parteaguas por la cuantía incalculable de su legado, movimiento que trascendió hasta convertirse en un hecho político de alcances nacionales y desencadenó el nacimiento de una sociedad más madura y consciente de sus derechos, sobre todo la libertad de expresión.
Posteriormente, las ocho bancadas fijaron su posicionamiento; en su oportunidad y a nombre de Morena, Pablo Gómez refirió que dentro de la “nueva transformación” política de México y luego de las elecciones del 1 de julio es inevitable actualizar los propósitos del movimiento estudiantil de 1968.