Operación Tállate el pulgar con piedra pómez
Aver si entendí bien: una cantidad no determinada de personas hizo todo lo posible para votar varias veces en la llamada #ConsultaNAIM, destinada a que la gente tomara una decisión sobre el destino del nuevo aigriopuerto o Texcoco, junto a la Feria del caballo, o Santa Lucía, junto a las pirámides de Teotihuacan. Para ello estas insólitas y valientes criaturas, quizá por un deseo de darle un poquito más de emoción a sus vidas o en la preparación propedéutica en un curso para mapaches por correspondencia, se tallaron con piedra pómez el dedo gordo hasta borrar la tinta y seguir votando frenéticamente.
Y los imagino haciéndolo con la misma fruición con la que Norman Bates limpiaba el baño después de hacer de las suyas. Y todo con la lógica del huachicolero: para demostrar que te puedes saltar las trancas hay que saltárselas.
En lo particular iba a votar a mediodía (no obstante que los alarmistas decían que se había caído la página de México Decide, no sin antes advertirte que si votabas contra Texcoco nos íbamos a ir al averno, Satán — mala onda que digan que el interés nace de que los de Atracomucho compraron muchas tierras texcocanas para un bisnes inmobiliario de rechupete, eso es imposible— sin hacerla mucho de jamón podías entrar al Twitter y encontrar fácilmente tu casilla), pero luego corrió el rumor de que había votantes seriales que corrían mientras iban metiendo el pulgar en ácido muriático o atormentándolo con una lija del siete y, la verdad, me dio más miedo que a El Bronco los migrantes hondureños.
Digo, qué necesidad tiene uno de exponerse con ese tipo de personas que le andan buscando ruido al chicharrón o chichis a las culebras, en vez de andar acarreando “el vital líquido” para cuando cierren el Sistema Cutzamala, a menos que lo suyo, suyito, sea el baño ruso. La clase de gente que se aventaría 20 neymariñas para engañar al VAR.
Eso sí, dada la experiencia de ayer no hay duda de que la consulta fue imperfecta. Tanto así que permitió que nostálgicos de la operación carrusel votaran mil veces de manera deliberada. Algo que tendría que haber sido perfecto para demostrar que la consulta era el camino correcto, aunque sus críticos, en una reflexión profundamente democrática, aleguen que para evitarse tanta faramalla lo mejor era aplicar la verticalidad. Y claro, luego el señalamiento sería por autoritarismo.
Como quiera que sea, veo a Ruiz Esparza, Mr. Socavón, en su comparecencia, y me pregunto cuántas veces habrá ido a votar ayudado por su piedra pómez.