¡Dramononononón!
Luego de saber que los más alegres por el triunfo del homofóbicomachista-ultraderechoso-fanático de la dictadura, Jair Bolsonaro, en Brasil fueron los mercados, los inversionistas y los especialistas en finanzas, tengo la impresión de que están equivocados aquellos que afirman que estos admirables oráculos del dinero no están ni un poco sobrevalorados. Desafortunadamente estas entidades que suelen estar instaladas en la lógica de la neymariña con atributos reciben menos atención de la que quizá se merecen. A los choznos de los Chicago Boys se les da mucho el humanismo y lo social, pues suelen rendirle culto a las máximas de Mr. Gekko, el dios de los yuppies en la legendaria película de Oliver Stone, Wall Street, sobre todo cuando afirma “La codicia es buena” o “Ya no hay nobleza en la pobreza”.
Admirables seres que, maldita sea, no encuentran comprensión en la cuarta transformación que acabó con el Nuevo
Aigriopuerto en Texcoco, el único verdadero trampolín hacia la transformación de México en Suiza.
Es por eso que ni los madridistas después de la goliza que les metió su acérrimo enemigo, ni el Checo Pérez después de verse obligado a abandonar la Fórmula 1, ni los fanáticos de los Simpson ante la posible desaparición de Apu Nahasapeemapetilon de la serie, ni los migrantes centroamericanos que fueron recibidos por destacamento de federales y un helicóptero en la frontera que les impedía llegar al lado mexicano del Suchiate, ni Donald Trum, que vio cómo eran derrotados sus Dodgers por los Red Sox, ni Zedillo, Calderón, Fox y Peña cuando les sacaron sus fotos muy sonrientes con Maduro y Hugo Chávez, ni los ultraconservadores españoles cuando vieron que el Vaticano no se opone a la exhumación de los restos de Francisco Franco, se pusieron un dramononononón tan heavy metal como el que se ha desatado entre la muy distinguida fanaticada que apoya el Nuevo Aigriopuerto en Texcoco.
Muchos inversionistas de lógica atlacomulquense se pusieron nerviosos, y con justa razón, por la triste suerte de tan bonito y ecológico proyecto texcocano. Otros críticos sensatos y nada estridentes del nuevo gobierno como Fernanda Familiar estaban tan molestos con el resultado que le mandaron pedir a Slim que pusieran en orden a Amlove comprando el país para convertirlo en un Sanborns. De aplauso lo de Fox y Calderón casi que pedían que viniera a gobernar Bolsonaro.
Hasta yo me saqué de onda porque quería disputarle a Salinas la concesión de las emplayadoras de maletas.
Este dramononononón ni en La Rosa de Guadalumpen. m