En defensa de la magia
Chen Kai lograba cosas incomprensibles para la razón
Un día, la adivinación era instrumento de la vida cotidiana, no solamente como método para conocer lo que ocurriría en el futuro, sino como un medio mediante el cual los dioses se comunicaban con los hombres. Había dos tipos de adivinación, la natural y la artificial. En la natural el dios transmitía su mensaje a través de un médium de su elección que entraba en transe. Mientras que la adivinación artificial se aprendía, es decir, el adivino tenía que saber descifrar las señales de los dioses mediante el vuelo de aves, la lectura del fuego, de los sueños.
No sé leer el vuelo de las aves (y sin son de Texcoco menos) ni el fuego; los sueños, un poco mejor. Si soñaste con mierda tendrás mucho dinero en poco tiempo.
El mago Chen Kai me impresionaba. Lograba cosas incomprensibles para la razón. Yo le preguntaba a mi madre por sus actos extraordinarios (los de Chen Kai, no los de ella, que eran tremendos) y ella me respondía que la magia encerraba secretos que solo los magos podían conocer. Entonces quise ser mago. Me llevó años conocer la verdad ¿alguien conoce la verdad?
En el pasado, los magos y los adivinos tenían algún defecto físico, eran ciegos, enanos o, como en el caso de Tiresias no solo ciego, también transexuales.
Quizá usted recuerde la figura encorvada del anciano Tiresias quien le reveló a Edipo su verdadera identidad y las tragedias que se avecinaban.
Otro adivino famoso es Calcante, quien hizo predicciones durante la guerra de Troya. Era extremadamente hábil en la interpretación del vuelo de las aves y gracias a él los griegos supieron cuántos años se iban a tardar en tomar Troya y exactamente lo que necesitaban para lograrlo.
Pero los adivinos y oráculos no solo formaron parte de la literatura, también representaban una fuente de consuelo para la gente que recurría a ellos constantemente. Yo recurría a Chen Kai: mascadas, mujeres rotas por la mitad del cuerpo, conejos de la chistera, cartas marcadas. Desde entonces creo en una magia rara, de esas que pasan como un soplo de la memoria, la magia del recuerdo.
Les digo: sin magia la vida es imposible. Chen Kai, gran mago.
¿Murió?