La placa a Juan C. Doria
Tengo la certeza de que los lectores de mi columna forman un conjunto estable y de largo plazo, así que para ellos una disculpa por la insistencia, pero es que pasan los años y la clase política y los funcionarios hacen caso omiso a una sencilla petición de parte de este escribidor. Ahora me explico. El próximo miércoles 16 de enero se cumplen 150 años de la creación de Hidalgo y tenga usted la seguridad de que los eventos oficiales no van a escasear. A políticos y autoridades les encanta salir en las fotos; también vendrán los discursos pomposos y oficialistas. Sin embargo, a nadie le importa llevar a cabo una simple accción en beneficio tanto de la memoria histórica como del respeto al patrimonio cívico y cultural. Recordemos que en pasadas administraciones municipales se remodeló la plaza Juan C. Doria y una parte de la calle de Guerrero (incluso se hicieron obras dos veces porque no quedaron bien a la primera). A la cariá- tide del primer gobernador del estado se le hizo una nueva construcción de pésimo gusto, pues se trata de una obra multifuncional que en la parte de atrás permite al personal de intendencia guardar escobas y trapeadores. En modo alguno le da realce al busto de bronce. En esa misma intervención se retiró la placa, también metálica, que daba cuenta de que la escultura es un regalo de los tamaulipecos para los hidalguenses (en aquel estado nació Doria).
¿A dónde habrá ido a parar la placa? ¿la tiraron, la destruyeron o la conservan? ¿Por qué a nadie le importa restituirla? ¿Consideran que no tiene valor histórico? ¿Quién se atreverá a realizar un pronunciamiento al respecto? Esta es una oportunidad ideal para reinstalar dicha pieza, pero lo más seguro es que siga sin importarles. Así las cosas.