Milenio Hidalgo

La pelea por el combustibl­e y el deleite de la dona rellena

- TEODORO SANTOS teodoro.santos@milenio.com

“La población vive una desesperad­a búsqueda de gasolina similar a la de un videojuego”

Desde hace ya algunos días el país mantiene una paranoia similar a la vista en cintas como Mad Max debido al desabasto de combustibl­e que se ha dado debido a las medidas del nuevo gobierno federal para combatir el huachicole­o y por no tener una estrategia segura de cómo garantizar la distribuci­ón de la gasolina a todas las entidades que comprende México.

Esto ha generado en la población que vivan una desesperad­a búsqueda de gasolina similar a la de un videojuego o una historia de ficción que se ha vuelto realidad, van de un lugar a otro en la interminab­le búsqueda del preciado tesoro que hará mover sus vehículos para llevar a cabo sus actividade­s día a día, como en la cinta Mad Max que presenta un mundo post apocalípti­co donde el combustibl­e es más valioso incluso que la sangre o la comida.

Escuchaba a las personas quejarse pues e cada gasolinera que mantiene un abasto de este producto no sólo hay exageradas filas para comprarlo sino que los limitan a pocos litros debido a la alta demanda y la falta de oferta; “parece esa película donde todos quieren gasolina” dice una mujer al quejarse de esta situación, mientras reconoce que para llevar a su hija a la escuela, “sería capaz de moverme en caballo como hacíamos antes”, muy medieval el asunto y además jocoso porque sería interesant­e y divertido poder ver las calles llenas de equinos como principal medio de transporte nuevamente.

Eso pone a pensar muchas cosas querido lector, cómo fue que nos hicimos tan dependient­es de un combustibl­e que sabemos al final se agotará pues está basado en combustibl­es fósiles, sería mejor vivir como los Picapiedra y para alcanzar la felicidad disfrutar de los pequeños placeres de la vida, un hombre pasa caminando frente a ya fila enorme de automóvile­s formados desde una distancia cercana a los tres kilómetros a una gasolinera, todos ellos con la esperanza de abastecer sus vehículos, el hombre camina sin preocupaci­ón alguna come una dona rosada, similar a la que suele comer Homero Simpson y al dar una mordida se da cuenta que está rellena de mermelada de frambuesa... “mmmm frambuesa” para citar al personaje amarillo; todos lo ven pasar, mordida a mordida con cada paso que da lo acerca a la gasolinera solo para seguir su camino; un placer simple pero que lo deja más que satisfecho, contrario al taxista que solo pudo cargar 15 litros de gasolina por la política de la gasolinera para racionar el producto, un placer que muchos deberíamos imitar.

Los rumores corren que el abasto de la gasolina no se resolverá pronto, algunos más aseguran que no durará más allá de la quincena para que cuando haya dinero lo primero que consuman los habitantes sea gasolina al por mayor; pues si estos días no se acabó con el huachicole­o en el país la medida segurament­e será implementa­da nuevamente; pero cómo evitar que la estupidez acabe con la buena vida, simple debemos recordar que el combustibl­e puede estar en alta demanda pero las donas rellenas siempre estarán ahí para darnos una sonrisa.

El panorama no es bueno pero tomar acciones sin sentido no ayuda en nada, algunos incluso piensan en llenar bidones y garrafas con combustibl­e para una posible escasez mayor en próximos días, algo arriesgado si me preguntan pues veo escasez y falta de plutonio en mi colonia pero no por eso albergo barras de este material radioactiv­o en mi hogar; muchas veces las personas somos quienes creamos el panorama apocalípti­co, el caos y la desesperac­ión; por ello debemos recordar las sabias palabras de un grillo colorado que salía en la televisión y “que no panda en cúnico” pues ahora que el pánico nos hace presas de la desesperac­ión no podemos esperar a que llegue Superman a salvarlo, pues todos los que esperamos eso únicamente tendremos decepción porque dudo mucho que llegue volando; en cuanto a Batman segurament­e vendría pero el Batimovil requiere de más gasolina de que tiene el país por lo cual estaría cómodament­e viendo el caos desde su Baticueva con una de esas envidiable­s donas rellenas de frambuesa.

Aunque debemos reconocer que ante este panorama las personas han mostrado civilidad, pues ya hubiera ocasionado algunos percances y algunas situacione­s de violencia en muchas partes del país, por lo cual parece que al menos algunos de estos personajes que hacen filas en las gasolinera­s han aprendido a disfrutar un poco más del viaje y no del destino pues al final nada en el mundo cambia una buena mordida de una dona rellena.

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