Hacia una cultura ética
El pensamiento de Nietzsche es una muestra de lo tremendamente difícil que resulta cambiar la cultura de un pueblo que, por siglos, ha vivido bajo ciertos parámetros intocables.
Así, a los mexicanos nos molesta que cierren los ductos de Pemex. Pero no nos sorprende saber que esto se hace para retirar los ductos construidos por profesionales, mismos que corrían de manera paralela a los gubernamentales y se robaban 200 millones de pesos diarios en gasolina.
Esos ductos fueron perfectamente bien construidos: no son mangueritas ni emplean cubetas para recoger gasolina. Ahora sale a la luz en todos los medios la denuncia de la periodista Ana Lilia Pérez, quien tuvo que salir del país amenazada de muerte por escribir tres libros que demuestran este brutal saqueo: Manos negras: el saqueo de Pemex desde Los Pinos, El cártel negro y Pemex RIP.
Esos ductos tuvieron y continúan teniendo su cortina de humo para no ser vistos: huachicoleros con mangueras clandestinas o con cubetas recogiendo gasolina, mismos que el periódico Reforma continúa presentando en primera página.
No: las compuertas no se han cerrado para detener a un puñado de huachicoleros pobres con sombrero de paja, sino para retirar una obra de ingeniería que tenía al país en la ruina.
No hay desabasto de gasolina: lo que hay es un trabajo exhaustivo para cerrar las compuertas por las que se iba una buena parte de nuestro patrimonio.
Los mexicanos hemos sido robados por siglos y nadie ha tomado medidas drásticas para evitarlo: hoy nos sorprende que alguien se atreva a hacerlo. Y sí: cambiar esa manera de pensar y de vivir requiere del acopio de todas nuestras capacidades intelectuales y emocionales.
Sería más fácil no hacer nada; no cerrar los ductos y que todo siguiera igual. Pero se está tratando de cambiar esa cultura hacia una cultura ética, que no acepte el saqueo como parte de su cotidianidad.
Cambiar no es fácil. Pero lo que no cambia no crece y México lo está intentando. Cada uno a su manera puede ser parte de este esfuerzo.
Hagamos a un lado odios y resentimientos, no hagamos compras de pánico y agradezcamos que por fin algo se mueve en un sentido diferente en este país. La colisión de la Vía Láctea con otra galaxia puede darse antes de lo esperado, según un estudio de científicos de la Universidad de Durham.
La Vía Láctea posee una gran cantidad de galaxias satélite, como la Gran Nube de Magallanes, ubicada a cerca de 163 mil años luz de distancia, con lo que, según la investigación, se producirá el choque dentro de dos mil millones de años.
En entrevista, el doctor del Instituto de Astronomía de la UNAM, Joel Sánchez Bermúdez, explicó que la interacción de ambas galaxias se dará porque se encuentran en movimiento y viajan a lo largo del espacio.
El astrónomo aseguró que un choque galáctico es diferente a lo que se pudiera pensar, pues en las partes menos densas o con menor concentración de estrellas, éstas pasan una junto a otra sin colisionar. No obstante, precisó que en las zonas de mayor densidad, donde hay más estrellas, es donde algunas chocaran entre sí.
De acuerdo con el artículo, publicado en la revista de la Royal Astronomical Society, la unión de las galaxias despertaría el agujero negro inactivo de la Vía Láctea, el cual comenzaría a devorar el gas circundante hasta incrementar diez veces su tamaño.