Milenio Hidalgo

Pasión por eñseñar

- ALFONSO TORRES torresama@yahoo.com.mx

El maestro debe tener claridad de su misión y de la grandeza de su misión. La misión de enseñar. Para enseñar entonces, el maestro debe reunir varias cualidades, según Durkheim (1976) la principal de ellas es la autoridad moral, la cual genera confianza en el alumno, porque es consecuenc­ia de la confianza misma que siente el maestro. Un maestro con confianza en sí mismo, es posible que tenga pasión por enseñar.

La pasión por enseñar implica pensar en el desarrollo de un pensamient­o crítico en los alumnos, donde la adquisició­n de aprendizaj­e s tenga sentido para ellos y sea pertinente­en su entorno social. Un pensamient­o emancipado­r que luche contra los dogmas y la sedimenta ción de la cultura. La pasión por enseñar implica la ruptura con prácticas tradiciona­les y tránsito hacia nuevas formas didácticas y pedagógica­s.

La pasión por enseñar exige congruenci­a con el pensamient­oy acción¿ qué decir de los profesores que en público se manifiesta­n contra las políticas educativas neo libera les y modelos educativos de racionalid­ad técnica, y en privado, en el aula, se convierten en sus más fieles precursore­s con prácticas que limitan la formación y el desarrollo de pensamient­o de los alumnos? La pasión por enseñar exige una práctica pedagógica alejada de cualquier forma de discrimina­ción (raza, género, clase) porque ello implica ir contra la construcci­ón de una sociedad democrátic­a.

La pasión por enseñar exige un posicionam­iento ético en los profesores, el pensamient­o y el conocimien­to no debe ser impuesto, sino dialogado, con sentido formativo. El maestro es el maestro, pero no es el poseedor del conocimien­to y la verdad. Pro curar la comprensió­n e interpreta­ción de los acontecimi­entos es primordial en la relación educativa.

La pasión por enseñar exige también un posicionam­iento político-pedagógico claro. El maestro debe ser analítico de las rupturas, discontinu­idades y tensiones que la historia ha marcado en la sociedad en que vive. Y tener presente a la escuela como agente de reproducci­ón cultural y social (Giroux, 2008). En este tenor, el maestro, a partir derazon amientos teóricos, debe construir nuevos marcos de referencia y problema ti zar la situación docente ya las escuelas como espacios de lo social. Fortalecer­la participac­ión políticay pedagógica en la construcci­ón de nuevos programas es un imperativo, el docente no puede ser pasivo ni indiferent­e hacia su materia de trabajo: la educación.

Pasión por enseñar implica entonces, el desarrollo del pensamient­o y la autonomía en los profesores. Y un punto de partida es la reflexión crítica sobre la práctica( F re ir e, 1997) lo cual permite desplegar un abanico de posibilida­des de intervenci­ón además del desarrollo de capacidade­s. La autonomía implica pensar y reflexiona­r la práctica de manera crítica, un amplio conocimien­to de la teoría pedagógica­y curricular, y exige un conocimien­to contextual de su entorno y de los sujetos con quienes trabajará. Para ello, la formación docente debe ser sólida y seria en los campos de la educación y de la pedagogía.

Por último, pasión por enseñar implica responsabi­lidad social en la construcci­ón de una sociedad más democrátic­a. La formación ciudadana de nuestros estudiante­s empieza, además de en la familia, en las escuelas de educación básica. El maestro con pensamient­o claro, sabe que la formación ciudadana es un dispositiv­o de transforma­ción social en toda sociedad democrátic­a ._

La pasión por la educación exige congruenci­a de los docentes en su pensamient­o y acción

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