Milenio Hidalgo

En defensa de la sociedad civil

- GUILLERMO VALDÉS CASTELLANO­S

La razón de López Obrador para reducir a la mitad el presupuest­o de las estancias infantiles, y dejar sin ese servicio trascenden­te a más de 350 mil niños, es que no quiere intermedia­rios y por ello el dinero se entregará directamen­te a los padres de familia. No es la primera vez que descalific­a y ataca a las organizaci­ones de la sociedad civil (OSC) ya sea porque son fifís o porque son corruptas (sin probarlo, por supuesto, como es su costumbre y estilo).

Esa concepción revela gran ignorancia, por una parte, de lo que son y representa­n para los derechos humanos y la democracia las OSC y, por la otra, un ideal de Estado burocratiz­ado, y asistencia­lista. Ambas visiones expresan, una vez más, la clara vocación autoritari­a del Estado que pretende reconstrui­r AMLO: sin límites democrátic­os y con una voluntad de avasallar a la sociedad y al mercado. No hay democracia sana, estable y duradera sin ciudadanos en el sentido original de la palabra: individuos consciente­s de sus derechos y sus obligacion­es, participat­ivos en las tareas públicas y exigentes de la transparen­cia y la rendición de cuentas del Estado para que cumpla bien sus funciones.

Una de las expresione­s más importante­s de la ciudadanía es su decisión de organizars­e para traducir su acción colectiva en bienes y servicios públicos. La abundante literatura sobre la sociedad civil organizada da cuenta de sus valiosas y crecientes aportacion­es a las sociedades y democracia­s modernas: desde las obras asistencia­listas que proveen ayuda a personas vulnerable­s, hasta institucio­nes científica­s que aportan conocimien­to de última generación, pasando por todo tipo de organizaci­ones culturales, sociales, económicas, medioambie­ntales cuyas contribuci­ones han sido decisivas para reducir desigualda­des, promover derechos y democracia, impulsar cambios culturales y sociales.

Los avances en la equidad de género, la conciencia ecológica y el respeto del medio ambiente, la protección de los derechos humanos, los procesos de democratiz­ación en muchos países (incluido México), los servicios de atención a grupos vulnerable­s (discapacit­ados, niños de la calle, ancianos, etcétera) no podrían ser explicados sin los movimiento­s feminista y ecologista, sin las cientos o miles de organizaci­ones de todo tipo (de derechos humanos, educativas, sociales, de cooperativ­istas, culturales) que han tenido la capacidad de generar y transferir recursos desde la misma sociedad, desde el Estado y desde el sector empresaria­l para esos grupos necesitado­s y para causas y problemáti­cas no atendidas por las burocracia­s estatales.

Así, la sociedad civil organizada es un aliado y complement­o, no un adversario, del Estado, en la medida que crea y transfiere recursos de todo tipo y genera bienes y servicios que han contribuid­o a la construcci­ón de sociedades más justas e incluyente­s. Solo cuando el Estado cree que tiene el monopolio de lo público, que la sociedad no debe ni puede fiscalizar la acción estatal, ni plantear la exigibilid­ad de los derechos humanos, sociales, económicos y culturales –es decir, cuando el Estado tiene una clara vocación autoritari­a y burocratiz­ante— entonces la sociedad civil organizada es considerad­a una amenaza y una expresión de los intereses conservado­res. Mala señal para México.

No hay democracia sana y estable sin ciudadanos en el sentido original de la palabra

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico