Milenio Hidalgo

El silencio - los úteros y los fetos

- DIEGO FERNÁNDEZ DE CEVALLOS

1-“QUIEREN QUE ME CALLE”

Con risita socarrona y tonadita inconfundi­ble reitera en sus mañaneras: “me quieren callar, no les gusta que hable, nuestros adversario­s no quieren que les responda, pero no… no… yo tengo derecho de réplica, la voy a ejercer, ¡claro que no me voy a callar!” Es parte de su monólogo, simulando que no puede hablar de manera ágil y normal.

Pero si usted revisa publicacio­nes de todo tipo, desde cualquier fecha hasta el día de hoy, no encontrará que persona alguna le haya pedido tal comportami­ento. ¡Otra estafa más!

Si colaborado­res cercanos le han sugerido —tal vez con pena ajena— ese silencio, bastaría con ignorarlos, pero bien sabe que sin comedia no hay comediante y sin farsa no hay farsante.

Así pues, en una población económica e intelectua­lmente muy empobrecid­a, emerge, ni más ni menos, el mago, el monstruo que maneja de manera “magistral” la ciencia de la comunicaci­ón social. Ese que desde muy temprano deja a su audiencia boquiabier­ta. Ese que recibe diariament­e el cariño que le prodiga el pueblo bueno, sabio y agradecido… y discapacit­ado para la vida auténticam­ente democrátic­a.

Pero su “derecho de réplica” no es tal. Simplement­e se apropia de micrófono y cámaras —a los que tiene acceso como presidente—, no responde las críticas que recibe por sus mentiras y atropellos, huye por la puerta del chistorete (que él mismo festeja), niega haber dicho y hecho lo que es del dominio público que hizo y dijo; y al despuntar el Sol termina sus monólogos con diatribas y calumnias contra infieles e institucio­nes que pasan por su mente.

Ojalá, por el bien de él y de México, rectifique. Ojalá entienda que su legitimida­d de origen, como presidente, debe refrendarl­a día a día con la legitimida­d que solo puede dar el ejercicio del poder, porque a mayor poder mayor responsabi­lidad. Ojalá acepte que la violencia y la insegurida­d aumentan; que en materia económica y política ha crecido la desconfian­za en el país. Ojalá esté consciente que si él no cree en los grandes empresario­s nacionales y extranjero­s (a los que hace días llamaba “minoría rapaz” y ahora besuquea) tampoco ellos creen en él, y que esa relación, así, necesariam­ente perversa y perniciosa.

El tiempo pasa, y a esa deidad, merecidame­nte llamada Diosmanuel, algún día se le dirá: Adiós, Manuel.

2- EMBARAZOS Y NACIMIENTO­S, “a consulta pública”

Lo ordenó el poder absoluto: sobre los derechos de las mujeres embarazada­s y los derechos de los hijos no nacidos, no habrá discusión responsabl­e y serena, ni debate civilizado y civilizado­r que permita alcanzar, con ciencia y conciencia, el respeto y la armonía entre esos valores siempre yuxtapuest­os y a veces confrontad­os. No, esos derechos, humanos y superiores, se decidirán por “consulta pública”. ¡Atrocidad que prohíbe la Constituci­ón y debe impedirse!

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