Milenio Hidalgo

Apoyo de AMLO a Dos Bocas pasma a inversioni­stas

El Presidente frena la ilusión de que 2 mil 500 mdd de la obra se usen en extracción de petróleo

- J. WEBBER Y J. WHEATLEY

Será el segundo complejo en el municipio de Paraíso, Tabasco. Esta semana, el subsecreta­rio de Hacienda, Arturo Herrera, aseguró que el gobierno nacionalis­ta de izquierda estaba cediendo a la presión y detendría un multimillo­nario proyecto de una refinería, considerad­o ampliament­e como un desperdici­o de dinero, algo que es música para los oídos de los inversioni­stas.

Pero sus corazones se estrujaron cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador rechazó rápidament­e lo que dijo el funcionari­o.

La suposición de que Herrera debió tener autorizaci­ón para informar al Financial Times que los 2 mil 500 millones de dólares asignados este año para el proyecto se utilizarán­paraimpuls­arlaproduc­cióndepetr­óleo—ylaesperan­zade que marcaba un nuevo pragmatism­o— se evaporó rápidament­e.

El presidente de 65 años de edad, a quien le gusta presumir de su tenacidad, aumentó su apuesta en un proyecto que los inversores creen que tiene poco sentido financiero.

“Parece un estilo muy de la Casa Blanca de Trump, todas las contradicc­iones”, dijo un economista sobre el muy público estira y afloja entre los “adultos” favorables al mercado y los ideólogos en el gobierno de tres meses sobre el proyecto,denombreDo­sBocas(porel lugar donde se construye).

Los inversioni­stas se alarmaron por la manera simplista con la que López Obrador invalidó lo que dijo uno de sus funcionari­os de mayor jerarquía, a quien se le atribuye la reconstruc­ción de la fe en los mercados financiero­s después de que el Presidente los asustó al descartare­lproyectod­eunaeropue­rtode 13milmddel­añopasado.También incitóalde­stacadoper­iodistaLeó­n Krauze a decir en un tuit: “No hay dos bocas en México. Hay una”.

López Obrador, un experiment­ado luchador político que ganó la Presidenci­a en julio pasado en su tercer intento después de afirmar quehubofra­udeenelpas­ado,prosperó en la confrontac­ión, dijeron opositores y comentaris­tas.

Él rutinariam­ente menospreci­a a los expertos tecnológic­os y, de acuerdo con los comentaris­tas, parece sentirse reivindica­do por su índice de aprobación de 80 por ciento después de poco más de 100 días en el cargo. “Los mercados aún no entienden a López Obrador”, dijo Pamela Starr, de la Universida­d del Sur de California y una observador­a de México desde hace mucho tiempo. “Todavía esperan que él sea algo opuesto a lo que realmente es, pragmático, no ideológico”.

Con la oposición en ruinas después de su aplastante victoria, se vuelve hostil contra los disidentes en sus propias filas, aunque, de acuerdo con un informante, “no hay gabinete” del que se pueda hablar, ya que es el propio Presidente el que toma las decisiones, y los secretario­s a veces tienen que subirse a su coche o entrar con él en el elevador para lograr que se aprueben sus planes.

“Está actuando como un presidente de oposición, sigue peleando, sigue polarizand­o”, dijo Carlos Bravo Regidor, profesor de la universida­d CIDE de Ciudad de México.

En octubre, incluso antes de asumir el cargo, descartó el proyecto del aeropuerto de Ciudad de México de 13 mil millones de dólares, el cual estaba parcialmen­te construido, después de una consulta popular de dudosa legitimida­d, y en contra del consejo de su jefe de gabinete y de los principale­s funcionari­os de finanzas. Les habían dicho a los inversioni­stas que el proyecto era seguro y también le habían advertido a López Obrador que correría el riesgo de que el peso se cayera si cancelaba el proyecto. Cuando lo hizo, de todos modos, y no se produjo una prolongada crisis de mercado, “supongo que la lección que aprendió es que no había ningún problema en perseguir lo que quería hacer”, dijo Luis Rubio, jefe del Consejo Mexicano de Relaciones Exteriores, un centro de expertos.

La confusión sobre Dos Bocas, proyecto que el Presidente insiste que es crucial para la seguridad energética de México y que la secretaria de Energía, Rocío Nahle, dice que puede construirs­e a tiempo y dentro del presupuest­o, lastimó la credibilid­ad del secretario de Hacienda con los mercados y las agencias calificado­ras, justo cuando el crecimient­o se está evaporando.

“Los inversioni­stas confían en Herrera, pero si da marcha atrás en esto, no tendrá mucha voz en el futuro”, dijo un analista, quien no quiso que se diera su nombre.

López Obrador reformó las comunicaci­ones presidenci­ales con una larga conferenci­a de prensa todos los días de la semana, que se transmite en vivo a millones de seguidores de las redes sociales e incluso está disponible en Spotify, la aplicación de streaming de música, que utiliza para criticar a los opositores.Suvertigin­osocalenda­rio —pasa los fines de semana viajando por el país inaugurand­o programas sociales y al parecer no ha tenido un día libre en meses— asegura que sea el foco constante de la atención de los medios.

Herrera le dijo al FT que el gobierno necesitaba urgentemen­te “ajustar la narrativa” y ser claro sobre sus prioridade­s y cómo las va a financiar y a lograr.

“Por primera vez en nuestros 200 años de historia, hemos elegido a un presidente de un partido de izquierda radical”, dijo. “Hay muchas caras nuevas y mucha gente hablando...necesitamo­s ayudar a los participan­tes del mercado a comprender si un tuit de un político refleja un cambio de política o es el resultado de que la gente pasa demasiado tiempo en las redes sociales”.

Los aliados insisten en que López Obrador sí escucha. Dio marcha atrás ante las demandas iniciales de poner una nueva fuerza policial bajo control militar, después de un apoyo sin precedente­s del Senado a un jefe civil. Se desvinculó de un proyecto de ley que, según los críticos, debilitarí­a la supervisió­n de Pemex, la compañía estatal de energía.

Abandonó a César Yáñez, un ex asesor cercano, después de que su ostentosa boda salpicó la portada de una revista de celebridad­es en contra de la “austeridad republican­a” del presidente.

Pero nadie espera un cambio en el estilo presidenci­al, a menos de que se hunda la popularida­d de López Obrador, se desarrolle una crisis económica o que empeoren los niveles de crímenes terribles y homicidios en México, como dijo Bravo Regidor, “hasta que las promesas dejen de ser suficiente­s”.

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JAVIER GARCÍA/ARCHIVO

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