Milenio Hidalgo

“Hace tres semanas viajé por primera vez en Uber”

El ministro en retiro de la Suprema Corte de Justicia aprovecha su tiempo en leer sobre otras disciplina­s, en particular sobre antropolog­ía, y aclara que en su proyecto de vida no está ocupar cargos públicos

- JOSÉ LUIS MEDINA

Jos éRamónC os sí oDíaz (26 de diciembre de 1960) se tuvo que preparar psicológic­amente para cerrar su etapa de ministro en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, “porque son 15 años de rutinas, amistades, formas de estar y ver el mundo. Yo casino iba a fiestas ni comidas, porque eso la ley me lo imponía pero ahora he ido cerrando todos esos ciclos y estoy contento”.

Actualment­e, dice, lee material que tenía amontonado, acaba de entregar un libro para publicarse, próximamen­te se difundirá otro proyecto literario en conjunto con dos profesores y a la par trabaja en uno más. Tiene tiempo para comer en calma con su esposa y viajar con ella, además de ver películas como Roma o Polar.

Entre los cambios que ha tenido el ministro en retiro ha sido poder viajar libremente, como en Uber.

“Hace tres semanas hice mi primer viaje y me sentía sumamente feliz de que adquirí una nueva tecnología­y habilidad. Fui ala boda de un amigo en la colonia Cuauhtémoc. Suena bobo, pero me sentí feliz de moverme con libertad adondeyo quisiera ”, dice que antes no lo podía hacer, ya que por su encargo tenía que cuidar a dónde iba y con quién, aunque asegura que nunca se sintió en peligro.

Sobre los temores de algunos sectores de la población acerca de que la independen­cia del Poder Judicial pueda estar vulnerada, el también profesor de la UNAM piensa que la arquitectu­ra institucio­nal es muy correcta al tener garantías jurisdicci­onales y personas competente­s. “Tampoco he visto que el presidente López Obrador directamen­te esté presionand­o a los ministros. Si la independen­cia se reduce será consecuenc­ia de las acciones de los propios integrante­s del Poder Judicial más que de una acción externa”.

Para él, lo importante en la SCJN es que los ministros “sigan siendo ministros, apoyen la constituci­ón, se desmarquen y no se vinculen con el proceso político”

El también integrante de El Colegio Nacional tiene como planes a futuro dedicarse intensamen­te a la vida académica y apoyar lo más posible a los padres de víctimas por desapareci­ones forzadas o particular­es con el Comité Internacio­nal de la Cruz Roja. Para él es un fracaso al estado nacional esta situación que vive México.

Fue ministro de la Suprema Corte, es integrante de El Colegio Nacional, profesor universita­rio… ¿cuál es la receta para el éxito? No lo sé. Mira, yo tengo dos cosas que a mí me ayudan mucho en la vida y es que todo lo que hago me entusiasma y la curiosidad.

Existiendo tantas carreras u oficios, ¿por qué decidió ser abogado? Mi mamá decía que tuve un abuelo y tíos abogados, yo creo que fue un proceso natural, me llegó de manera impercepti­ble, ni siquiera sé cuándo lo decidí, siempre supe. En algún momento de la carrera pensé en estudiar historia o filosofía y Bonifaz Nuño me dijo que primero terminara derecho y luego hiciera lo que yo quisiera y le hice caso. ¿Tiene algún hobbie? No tengo muchos hobbies, hago poco ejercicio por una razón médica, voy haciendo todos los días lo mismo, a lo mejor las variacione­s son leer algo de biología, medio ambiente luego algo de historia o antropolog­ía. El hobbie es leer cosas que no están vinculadas al Derecho.

¿Juega futbol, le va a algún equipo? No juego pero sí voy a ver a los Pumas aunque ganen. Cuando he ido a Estados Unidos he ido al beisbol, desde antes de la Cuarta Transforma­ción me gusta. De chamaco jugaba americano, era muy malo pero me entusiasma­ba y un tiempo remé en la secundaria.

¿Es muy fiestero?

Sí, me gusta pero bailo muy mal, aunque no me da pena. Mi esposa baila bastante bien.

¿Dónde conoció a su esposa?

Fue en la primera tesis de licenciatu­ra que dirigí en el ITAM en 1990, ella estaba por casarse y yo ya lo estaba, después nos separamos de nuestras respectiva­s parejas y ahora estamos muy contentos juntos.

¿Cómo la enamoró?

Eso sí no lo sé, porque durante años conversába­mos y se dio.

¿En su juventud fue muy noviero?

Muy no, pero tuve varias novias. ¿Y cuál es la fórmula?

Uno lo que quiere es que le hagan caso, yo me enamoraba muy profundame­nte.

¿Consume alcohol?

Me gusta el vino tinto, sobre todo los españoles, de joven no bebía nada y a veces whiskey. ¿Alguna vez se le subió de más? Creo que a todos en la juventud.

¿Cómo le hace para mantener los pies en la tierra? Mucho de lo que es uno tiene que ver con quién te juntas y los modelos que uno adopta. Yo tuve un abuelo materno muy aterrizado, fui discípulo del maestro Héctor Fix Zamudio, trabajé con Ulises Schmill y Carlos de Silva. Todos ellos son personas muy aterrizada­s y convivir con personas así da cierta tranquilid­ad.

¿Hay algo que le gustaría hacer?

Sí, hace muchos años tomé clases de francés y me gustaría retomarlas también tomar algún curso de antropolog­ía general.

“No sé cuándo decidí ser abogado, en algún momento pensé en estudiar historia o filosofía”

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ESPECIAL Pese a su especialid­ad, prefiere ahora los libros que no tengan que ver con el derecho.
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¿Qué libro está leyendo? Darwin viene a la ciudad: La evolución de las especies urbanas, de Menno Schilthuiz­en

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