Milenio Hidalgo

Como vagabundo o fantasma, va en todo Pachuca

- ALEJANDRO REYES PACHUCA

Andrés tiene 25 años, es delegado, bajo de estatura y dice que duerme donde le agarre la noche. El sábado, por ejemplo, la noche lo agarró en el Hospital General. Ahí se enteró que una persona había fallecido. En el área de Urgencias le ofrecieron un café para cenar y ahí durmió.

Ya por la mañana el hombre caminó hacia el Parque Hidalgo junto a Kira, una perra que Andrés dice que es de raza bóxer, pero no lo es.

Es domingo por la mañana. En pocos minutos serán las diez y Andrés está acostado en el quisco del Parque Hidalgo. Junto a él está Kira, una pequeña perra café.

A lado de Andrés hay una mochila y una bolsa de rayas blancas y verdes, los mismos aditamento­s en los que lleva su ropa.

Cuenta que anda de aquí para allá, que a veces duerme en el Parque Hidalgo, otras en la Central de Autobuses, unas más en el Hospital General y, a veces, pasa las noches a un costado del Centro Cultural el Ferrocarri­l.

Dice que para comprar comida hace algunos trabajos en la Central de Abastos, que se acerca a los puestos y ofrece ayudar a cambio de un apoyo económico, que no le dan mucho pero que sale para comer. Antes comía solo él, ahora debe compartir lo que se lleva a la boca con Kira.

“Voy a la Central de Abastos y le digo a cualquiera: ‘oye te echo la mano en cargar los bultos de verdura’ y me dicen que sí, no es mucho el dinero que me dan, pero sale para comer y tomar agua”, cuenta.

Además, Andrés recuerda que Kira, su mascota, tiene una semana junto a él, justo este domingo cumplen siete días juntos.

Cuenta que hace ocho días Kira caminaba junto a un hombre y que éste se le acercó para regalársel­a.

Así, Andrés la aceptó pero fue a una veterinari­a cercana para dejarla y ahí le dijeron que la perra era de raza bóxer, que mejor se la quedara y por esa razón se la quedó. Pero Kira no de raza bóxer, es nacida en la calle.

Andrés dice que él le puso nombre a la perra, que pensó en un nombre que no haya escuchado y así le puso, fue entonces que la idea de Kira fue el hombre para su nueva mascota.

“Pensaba en cómo se llamará, un nombre que no haya escuchado y le dije: ‘te vas a llamar Kira porque es un nombre que no he escuchado’”, relata.

Un año en las calles

Cuenta también que cuando llueve se ataja del agua en los mismos lugares en donde se queda: el Parque Hidalgo, la Central de Autobuses y el Hospital General.

“Sabemos dónde llegar”, dice y ríe. Dice también que a diario viene al Parque Hidalgo, de las seis a las nueve de la mañana. Después de esa hora se va a otro lugar y vuelve al Parque después del mediodía.

El hombre de 25 años asegura que es oriundo de la ciudad dePachuca, que tiene familia y que están por allá, acá y allá. Señala el frente con la mano derecha, su costado izquierdo y su costado derecho.

La voz de Andrés es de un tono agudo, los dedos de sus manos son delgados y salpicados de cicatrices; al hablar arrastra la letra erre como si se le atorara en la garganta.

Dice Andrés que desde hace un año anda así, “de aquí para allá”, de un lugar para otro, en todo Pachuca.

Cuando llueve sabe a dónde llegar: el Parque Hidalgo, la Central de Autobuses o el Hospital General

“Quedé como vagabundo y ahora ando aquí como fantasma”, dice y vuelve a reír. Prefiere no contar porqué anda en estas condicione­s, solo adelanta que fue por una discusión fuerte, aunque tampoco dice con quién o por qué.

Andrés toma a Kira, la pone entre sus piernas, la acaricia y la abraza. La perra se deja querer. Dice que este domingo estará en el Parque Hidalgo, que después irá a caminar junto a su mascota y se dormirá, como cada día donde lo agarre la noche.

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