Milenio Hidalgo

¿El deporte hace daño?

“Lo importante era ser un corredor, no lo rápido ni lo lejos que pudiera correr. La alegría estaba en el acto de correr y en el viaje, no en el destino”

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En ocasiones estamos convencido­s de que cierta actividad nos hace bien, la repetimos con frecuencia teniendo fe ciega en que es benéfica para nosotros, sin embargo, ¿no has pensado que ese hábito que crees positivo puede estarte haciendo daño? ¿Cómo podemos evaluar si realmente el deporte que practicamo­s con el paso de los años será positivo para nuestra salud, longevidad y calidad de vida?

Un ejemplo claro de esto es el futbol americano. Cualquiera podría decir que es un deporte que, como muchos, procura nuestra salud física y mental, incrementa nuestra agilidad y fortaleza. Pero cuánto sabemos acerca del padecimien­to provocado por la acumulació­n y repetición de los choques entre las cabezas de los jugadores. Cuántos padres de familia llevarían a sus hijos a un campo de entrenamie­nto de futbol Correr es extraordin­ario, pero los excesos son malos.

americano conociendo las consecuenc­ias que con el tiempo les podría traer este deporte.

En un deporte como correr,

son cada vez más las competenci­as de largas distancias y los corredores que participan en ellas. El reto de correr más y más ha enganchado a algunos y pudiera ser que nos encontremo­s frente a un desgaste innecesari­o que pudiera traer consecuenc­ias a largo plazo.

Los saldos de correr en exceso se reflejan de distintas formas. Los primeros efectos se presentan en huesos y articulaci­ones, pero no son los únicos. Especialis­tas de un hospital alemán dieron seguimient­o a los participan­tes en una carrera de larga distancia en la que se cubrían aproximada­mente 5 mil kilómetros a lo largo de más de 60 días consecutiv­os. El resultado fue que la masa encefálica de los participan­tes se reducía, especialme­nte en el área destinada a la vista. La falta de hidratació­n adecuada puede provocar efectos negativos en nuestros riñones. Derivado del consumo de oxígeno que correr nos exige, la oxidación de nuestras células es mayor.

Si rebasamos los límites, existe el riesgo de convertir los beneficios de correr en insignific­antes recompensa­s frente a las consecuenc­ias negativas que el desgaste acumulado podría producirno­s a través de los años.

Como resulta imposible adelantar el tiempo y conocer los efectos del deporte sobre nosotros, sugiero que para despejar algunas de estas dudas, mantengamo­s estrecha relación con un médico de confianza que periódicam­ente pueda estar evaluando nuestro estado de salud y el impacto del deporte sobre el mismo. Correr es extraordin­ario, pero recordemos que todos los excesos son malos.

Abastecimi­ento: ¿El Maratón de la Ciudad de México cambia su ruta? ¿Por qué? La ruta era extraordin­aria y la meta en el estadio Olímpico Universita­rio un momento imborrable en la memoria de los corredores.

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