Talina, Jacobo y el abucheo
Cuál es la diferencia entre que La Gaviota, según las malas lenguas, le exija a mi licenciado Peña 35 autos del año, por año, y viajes en avión privado para que no me la abucheen en los aeropuertos como si fuera El Peje en el estadio de los Diablos (yo digo que un día organicemos un duelo de porras entre fifís y el pueblo bueno para dirimir diferencias en vez de tuits tipo chillones como los de Jorge Berry), y que desde el estudio de 24 horas Jacobo Zabludovsky le exigiera de manera nada sutil a Talina Fernández que se metiera al quirófano a ver el cuerpo inerme de Luis Donaldo Colosio: prácticamente ninguna.
Eso porque en México lo que cunde es el imperio de la exageración y la exuberancia superlativa y a lo pendejo. Por eso a que ya en esas, a doña Angélica solo le faltó exigir casas blancas para todos y el cumplimiento de los acuerdo de San Andrés, y a Jacobo que la llamada Dama del Buen Decir le aplicara una operación a corazón al malogrado candidato presidencial en vivo y a todo color, de costa a costa y de frontera a frontera.
Es un poco el mismo tono con el que se ha interpretado el abucheo que recibió Amlove en la inauguración del estadio de beisbol de los Diablos Rojos. La oposición compuesta lo interpreta como una caída en picada de la popularidad del Presidente que, según la encuestas menos amistosas, se encontraba hasta la semana pasada a un nivel de casi 80 por ciento. El PAN, encabezado por el muy mal imitador de Guaidó, Markito Cortez, afirma que todo se derrumbó y que en cualquier momento la gente lo vitoreará para hacerlo presichente. Por el otro lado, la chairiza menosprecia la acción y hasta plantea que es bienvenida a la manera de un acto catártico que le urgía a los perdedores, muchos de los cuales —reza la leyenda— fueron a hacer fila a Berlín 245 a ver si les daban algo por los abucheos que alcanzaron el nivel de meme.
De hecho fue tal el resentimiento que se desataron dos sospechosismos fuertes entre la tropa: la presencia del dotor Mit en el estadio y el llamado de Jelipillo Calderón a respetar al Presidente, después de sus 8 mil tuits llamando a quemar a Andrej Manué. AversiTalinanoleentraal#MeTooPeriodistasMexicanos. ¡Temblad, pecadores!
En México cunde el imperio de la exageración y la exuberancia a lo pendejo