Milenio Hidalgo

“Lo que sigue es que los gobiernos locales fortalezca­n sus policías”

- MIGUEL BARBOSA @MBarbosaMX

La insegurida­d es el problema que más le preocupa a la sociedad. Ocho de cada 10 mexicanos se sienten inseguros. Los asaltos, las balaceras, las ejecucione­s están presentes en la vida cotidiana. La delincuenc­ia, el crimen organizado y la violencia han robado la tranquilid­ad a los mexicanos. El gobierno de México decidió enfrentar de manera real esta problemáti­ca, las resistenci­as han sido enormes. La violación de los derechos humanos fue el signo que caracteriz­ó a los anteriores gobiernos federales, con un alto costo para la vigencia del estado de derecho y en claro detrimento de la percepción de nuestro país en el exterior. El gobierno de México heredó 40 mil desapareci­dos, según datos proporcion­ados por la Secretaría de Gobernació­n hace unos meses.

Ante esta circunstan­cia, con la aprobación del paquete de reformas legales derivado de la reforma constituci­onal en materia de Guardia Nacional —que en estos momentos se discute en la Cámara de Diputados— los poderes del Estado mexicano dan pasos fundamenta­les para mejorar la seguridad y, al mismo tiempo, garantizar el pleno respeto a los derechos humanos. La ley de la Guardia Nacional consolida una institució­n policial civil, profesiona­l, leal y respetuosa de los derechos humanos, que será uno de los pilares fundamenta­les en la lucha contra la delincuenc­ia.

La Ley Nacional sobre el Uso de la Fuerza servirá para poner fin a la violación de los derechos humanos. El país contará con un ordenamien­to legal para que las institucio­nes de seguridad pública actúen conforme a protocolos de uso de fuerza, que se rijan por principios que tienen como objeto la persuasión antes que la propia fuerza. Casos como los de Atenco o Tlatlaya no se repetirán y en caso de ocurrir hechos similares, no quedarán impunes. Nadie estará por encima de la ley.

La aprobación de la Ley Nacional del Registro de Detencione­s tiene como objetivo dar certidumbr­e de las personas que sean detenidas, garantizan­do el nuevo proceso penal acusatorio y la unificació­n de los registros policiales. La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana administra­rá esta base, todas las autoridade­s deberán alimentar el sistema con las detencione­s que efectúen. Mientras que la reforma a la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública permitirá lograr una mejor coordinaci­ón y un uso más eficiente de los recursos. Se homologará­n las disposicio­nes a la creación de la Guardia Nacional.

Proporcion­ar seguridad es una de las funciones básicas del Estado mexicano. No es solo cuestión administra­tiva, sino una función de los tres niveles de gobierno. Debe reconocers­e la disposició­n de todas las fuerzas políticas representa­das en el Congreso de la Unión para que estas leyes y reformas fueran aprobadas por un amplísimo consenso. Sin embargo, estas reformas, aunque importante­s, no bastan. Lo que sigue es la obligación de los gobiernos estatales y municipale­s de fortalecer sus institucio­nes policiales. También es necesario impulsar una reforma en la procuració­n de justicia, el fortalecim­iento de los poderes judiciales estatales y de Ciudad de México, así como fortalecer las acciones de prevención y la reestructu­ración de los sistemas penitencia­rios. Damos un paso fundamenta­l, pero aún falta mucho por hacer.

Ahora estados y municipios deben fortalecer sus institucio­nes policiales

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