¡¡¡Fifisecta satániqueee!!!
Recuerdo el día en que nos amanecimos con la noticia de que habían apañado a la secta narcosatánica de José de Jesús Constanzo, quien luego encarnaría Javier Bardem en la película Perdita Durango, que además de su quehacer como organización criminal fundaban sus acciones en actos francamente salvajes, primitivos, basados en supersticiones
y magias oscuras solo aptas para personas de escasos recursos culturales, provenientes de orígenes inciertos. Hoy vemos con alegría que las sectas han subido de categoría porque los nuevos gurús como Keith Raniere no forman parte del naquerío, como David Koresh o Charles Manson o las Poquianchis, sino que vienen de clases privilegiadas que no se encuentran en reuniones del Ku Klux Klan en una comuna redneck con olores turbulentos a meados ultraderechosos, sino más bien en Harvard donde los tecnócratas ultraneoliberales hacen su nido.
Seguramente Keith se inspiró en la secta Higher Source, que tenía sus sede en el San Francisco más nice con todos su feligresía lista para el suicidio colectivo, igual que con el reverendo Jim Jones en Guyana, pero rapados con tenis Nike en espera de la abducción extraterrestre. La diferencia con Mr. Applewhite, que se sentía la reencarnación del señor Spock que promete larga vida y prosperidad era que lo suyo no era ni la morigeración ni la continencia, Raniere quería una secta satánica de autoayuda, más bien en la exacerbación de la carne y la orgía perpetua.
Oséase lo que viene siendo una ¡¡¡Fifisecta satáaaniqueee!!! de viejos cochinos y mujeres esclavizadas, que funcionaba en una onda piramidal estilo Tupperware.
Sobre todo porque es increíble la facilidad con la que este pobre niño rico sedujo a otros pobres niños ricos (Emiliano Salinas, Rosa Laura Junco de la Vega, del último momento indican que ha aparecido el nombre de Ana Cristina Fox, la que nos quería gobernar y que afortunadamente no le seguimos la corriente) que, como diría Joaquín Sabina, eran tan pobres que no tenían más que dinero, luego les lavó el cerebro y los hizo adictos a las orgifiestas y a tratar a las mujeres más allá de las cadenas de esclavitud tradicional con el cautín en la mano. Algo que supera los delirios de Harvey Weinstein.
¿Y acá cuando le caerá su contingencia a la feligresía de la fifisecta con su holograma doble cero?
Hoy vemos que las sectas subieron de categoría porque los nuevos gurús no son parte del naquerío