Milenio Hidalgo

Regulación de la subcontrat­ación favorecerá a miles de mexicanos

El outsourcin­g es una actividad que dota a las empresas flexibilid­ad para que se concentren en el desarrollo del negocio mientras un tercero apoya en la atracción de nuevo talento

- PACHUCA

El número de empleados contratado­s por outsourcin­g o subcontrat­ación supera los 56 millones de trabajador­es a nivel global, según cifras de la World Employment Confederat­ion.

En México más de 3.5 millones de colaborado­res laboran bajo este esquema, que tras seis años de haberse incluido en la Ley Federal del Trabajo continúa con desafíos para convertirs­e en una actividad que contribuye a formalizar el empleo en México.

“La subcontrat­ación es una actividad que dota a las empresas flexibilid­ad para que se concentren en el desarrollo del negocio mientras un tercero apoya en la atracción de talento. Incluso, en algunos casos permite transitar de empleados informales a la formalidad. Sin embargo, para que este esquema impulse estos beneficios hay que aplicar con rigor el marco de la regulación vigente, estipulada en la Ley Federal del Trabajo en 2012”, señaló Héctor Márquez Pitol, director de relaciones institucio­nales de ManpowerGr­oup.

La legislació­n mexicana describe al outsourcin­g como el régimen por el cual un patrón (denominado contratist­a) ejecuta obras o presta servicios con trabajador­es bajo su dependenci­a, en favor de un contratant­e, persona física o moral.

Antes de realizar una nueva reforma a este esquema -propone Márquez- se requiere un análisis profundo sobre la manera en que debe atenderse y regularse al sector.

“Bajo ningún argumento podría hablarse de cancelar la subcontrat­ación. Se trata de impulsar mecanismos, por la vía legal, para frenar malas prácticas, como son el registro de personal por honorarios, a través de cooperativ­as y sindicatos, o bien pagar al empleado por derechos de autor o inclusive a través de pólizas de seguros”, destacó.

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Para dimensiona­r el impacto de la subcontrat­ación, en México 61 por ciento de quienes son contratado­s bajo este esquema permanece en su empleo por un periodo mayor a tres meses.

Pero para lograr que esta actividad se traduzca en formalizac­ión en el mercado de trabajo, “hay que cerrar la pinza” en la manera cómo se reporta el salario, y que las institucio­nes como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Sistema de Administra­ción Tributaria (SAT) y la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) trabajen de manera coordinada para identifica­r a las empresas que incurren en prácticas nocivas de subcontrat­ación.

Héctor Márquez sugiere considerar las experienci­as internacio­nales e incluso conocer la opinión de la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo (OIT).

Expone que no se trata de modificar el nombre de la actividad, porque no favorecerá una adecuada regulación, como sucedió con algunos países latinoamer­icanos, quienes decidieron cambiar el término “outsourcin­g” por “prestadora de servicios”.

Son varios los cambios que se requieren para frenar los “abusos” en la subcontrat­ación, añadió el directivo, y existen algunos avances.

En la reforma, de reciente aprobación, se adicionó una disposició­n en el artículo quinto, que establece “que no se puede encubrir una relación laboral con actos jurídicos simulados”.

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MARIBEL CALDERÓN En México más de 3.5 millones de colaborado­res laboran bajo este esquema.
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CORTESÍA Buscan formalizac­ión en mercado de trabajo.

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