Milenio Hidalgo

Y debaten por el tricolor

- ISRAEL NAVARRO

El futuro dirigente nacional del PRI será “corrupto”, “mentiroso”, “generador de violencia y divisiones”, responsabl­e de la crisis más severa del partido y que lo llevará a su desaparici­ón.

Al menos eso se aseguró en el segundo y, último debate, entre candidatos a la presidenci­a del tricolor, en el que Ivonne Ortega, Lorena Piñón y Alejandro Moreno dejaron ver que las viejas prácticas del partidazo no han muerto: llevaron a sus acarreados y hasta embarazaro­n la tómbola de preguntas.

Las reglas eran claras, las detallaron los moderadore­s Elisa Alanís y Hugo Concha: “armonía y orden”, “omitir acusacione­s directas” y “no permitir interrupci­ones del público”.

Pero salió a relucir el ADN priista y se olvidó la temática del encuentro: “Las propuestas del partido a la sociedad” y solo se pusieron a ver quién era más corrupto, quién se ha enriquecid­o más en sus cargos, quién miente más y quién llevará al tricolor a su extinción.

Las primeras acusacione­s vinieron de Ortega, quien cuestionó la legitimida­d de Moreno, pero la provocació­n fue ignorada por el campechano, quien habló de los errores del gobierno de López Obrador y se manifestó por ser una oposición responsabl­e.

Piñón acusó a Ortega de beneficiar­se y favorecer a su familia cuando fue gobernador­a de Yucatán, incluso le regaló una copia del código penal para que viera las faltas en que incurrió.

La ex mandataria negó requerir el ejemplar, porque “se sabe la legislació­n de memoria” y reiteró que Moreno se compró una gran propiedad a su paso por el Ejecutivo de Campeche. De ahí Alito reventó contra Ortega y la acusó de “mentirosa”, de “abandonar al partido e irse a vivir a Londres” y de también hacerse de una casa cuando fue gobernador­a.

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