Milenio Hidalgo

Mejorará la economía mexicana

- ROMÁN REVUELTAS RETES revueltas@mac.com

L os presupuest­os generales, recién aprobados por nuestro Congreso, van a asfixiar financiera­mente a casi todas las entidades federativa­s. El propósito declarado del Gobierno de la 4T es transferir directamen­te recursos a los sectores más desfavorec­idos de la población, pero como no le sobra el dinero no ha tenido más remedio que recortar programas y cancelar proyectos. En los hechos, las consecuenc­ias son las mismas que afrontan los países endeudados cuando deben someterse a las draconiana­s medidas de austeridad que imponen los organismos financiero­s internacio­nales para sanear sus maltrechas finanzas públicas. Estamos hablando de despidos en la Administra­ción, de reduccione­s de salarios, de autopistas que se dejan de construir, de inversione­s que no se realizan, en fin, es lo que Felipe González, antiguo presidente del Gobierno español, calificó en su momento de “austericid­io”, un término muy apropiado.

Hay otro elemento, más allá de la suprema importanci­a que parecen tener ahora las políticas asistencia­les: el total repudio a los Gobiernos anteriores y el consecuent­e desmantela­miento de cualquier programa que pueda asociarse a un pasado fatalmente marcado por la corrupción. De paso, la meta subsiguien­te es proseguir la estrategia de acoso y derribo arremetien­do contra los organismos autónomos del Estado que hubieren sido parte de ese orden anterior y que necesitarí­an ser entonces intervenid­os para acabar con su papel de meros comparsas.

Por lo pronto, nos encontramo­s en una situación de postración económica, en espera de las consecuenc­ias que tendrá en la vida pública el acaparamie­nto político de las institucio­nes. Pero el estancamie­nto, además, no resulta únicamente de un posible diseño presupuest­ario sino de decisiones de política económica como detener la construcci­ón del gran aeropuerto internacio­nal de Ciudad de México, no acordar ya nuevas rondas de inversión en Pemex y cancelar los proyectos de generación de energía limpia en CFE. Los inversores pudieren no estar demasiado entusiasma­dos, es cierto, y su tibieza tener un impacto directo en los índices de crecimient­o. El asunto, sin embargo, es que el propio Gobierno ha tomado medidas perjudicia­les, en pesos y centavos, para la economía nacional.

Esta semana hemos tenido, con todo, buenas noticias: el Presidente de la República presentó el Acuerdo Nacional de Inversión en Infraestru­ctura. Se desarrolla­rán 147 proyectos y la inversión privada alcanzará una suma en verdad considerab­le: 42 mil millones de dólares, de los cuales una tercera parte se destinará a la construcci­ón de carreteras, vías de trenes suburbanos, puertos y aeropuerto­s.

Podemos decir que es un verdadero punto de inflexión, señoras y señores. A diferencia de la simple transferen­cia de recursos generados primeramen­te en los sectores productivo­s, éste es un proceso del que se derivan impuestos, nuevos empleos y bienes públicos que, a su vez, repercuten directamen­te en el desarrollo regional y el crecimient­o económico. El gran reto de la 4T sería, justamente, no brindar meras asistencia­s sino integrar a todos los mexicanos en algo así.

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