“Si las personas con menos recursos mejoran su situación, todos estaremos mejor”
El 1 de diciembre se cumplió un año de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
¿Y qué cambió?
Para empezar, tuvimos un triunfo abrumador de la democracia en México. Un éxito de la ciudadanía que inspiró una nueva esperanza de un cambio verdadero, alentando su interés y participación recuperando en importante medida la paz social.
Por otra parte, experimentamos un cambio de política económica. Un alto en el avance al abismo que significaba el haber continuado con una política neoliberal que alentaba la desigualdad, las inconformidades sociales y la represión, cocinando una verdadera bomba revolucionaria, como lo hubiera vaticinado Karl Marx y como ya se muestra en lo que ahora mismo sucede en Chile. Al ser ya insostenible esta política, se ha dado un viraje hacia un nuevo modelo de desarrollo que comprenda en el aspecto económico a la inclusión social y la protección al medio ambiente, que posicione a México como un país soberano con un nuevo liderazgo y proyección en América Latina; incluso, me atrevo a afirmar, que incluya a los millones de Mexicanos en el extranjero. Por otro lado, este viraje también coincide con la llamada Agenda 2030, pues la reacción y rechazo al neoliberalismo se experimenta en todo el mundo. La tesis es: si las personas con menos recursos mejoran su situación económica, todos estaremos mejor. Tesis totalmente sostenible desde el punto de vista económico, político y social ya que al mejorar el nivel de vida de la población se abatirán, por sus causas, un gran número de delitos y la demanda de los consumidores, principal componente del PIB, se incrementará con efectos multiplicadores y junto con ello el desarrollo económico, la justicia y la paz social.
Otros aciertos a destacar han sido el ataque frontal a la corrupción, el descenso del impuesto inflacionario, la estabilidad del tipo de cambio, la reducción de la tasa de interés de referencia del Banco de México que permitirá mas inversiones, la disciplina presupuestal y no endeudamiento del gobierno federal, el ataque al huachicol, el rescate de Pemex, la eliminación del fracking, la prohibición de transgénicos, el reconocimiento del derecho humano al agua evitando su privatización, el cambio de paradigma en el combate a las drogas como un asunto de salud y educación, y no de guerra, evitando así miles de decesos, el que la Secretaría de Gobernación ahora no viole sino vele por los Derechos Humanos; entre otras muchas cosas que nos brindan redención, esperanza y orgullo nacional.
Aún resta lograr sumar más al sector empresarial, encontrar sustitutos a las actividades ilícitas, consolidar una mentalidad y espíritu nacional de fraternidad, resolver las demandas de paz y justicia que por fin hagan de México una nación justa y próspera.
Si las personas con menos recursos mejoran su situación económica, todos estaremos mejor