El futuro es la Liguilla
D espués de cinco décadas de funcionar como el sistema dominante, nadie puede quejarse de la Liguilla, apelar sus injusticias, o señalarla como causante de la mediocridad. De ello quizá tengan culpa los torneos cortos, pero no la Liguilla, que tras casi medio siglo de existencia, ha visto nacer en su época un gran número de aficionados, jugadores, directivos, árbitros, periodistas y entrenadores: más que un formato de competencia, forma parte de la cultura del fútbol mexicano. A estas alturas, la generación “Liguilla” tiene más integrantes que su contraparte. Aún así, temporada tras temporada surgen debates sobre su validez: como en las ferias, cada uno tiene su versión.
Antes que cuestionar el sistema para elegir campeón, hay una serie de factores más trascendentales que revisar sobre los que hay un amplio margen de crecimiento. Criticar la Liguilla es una pose, casi siempre asociada a los pocas obligaciones que exige el torneo regular a cambio del exclusivo derecho que ofrece; o a las malas noches en las que se victimizan algunos equipos caídos desde lo alto de la tabla. Pero entre todos los factores que amenazan al futbol mexicano, es el menor. Las grandes Ligas alrededor del mundo decidieron que en ellas debía premiarse la regularidad, la seriedad y la solidez. Para el drama y el show de la eliminación directa, existen otros torneos. Hay un respeto secular por los campeonatos nacionales que les impide aceptar el riesgo, la emoción y el vértigo, como motores fundamentales del juego. Sin embargo, tras más de un siglo de competencia y ante la dinámica que cobra un mercado cada vez más dinámico, cabe preguntar si el futbol mundial no se ha quedado atrás mirando con desprecio el formato “playoff ” como un cuento de vaqueros: el deporte convertido en western.
Españoles, italianos, alemanes y en los últimos años ingleses, han visto caer las audiencias de sus campeonatos regulares. La tendencia es negativa y aunque las cifras se estudien de reojo, son preocupantes. Hace una semana fuimos testigos de cómo la Copa Davis modificó su formato para adecuarse a los nuevos tiempos y sobrevivir los próximos 25 años. No sería raro que en un futuro, la Liguilla se juegue en otros lados.
A estas alturas, la generación “Liguilla” tiene más integrantes que su contraparte