“La inclusión financiera será un gran catalizador del crecimiento”
México tiene un problema de inclusión financiera. Con datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, sabemos que 37% de los adultos en México tiene una cuenta de captación (ahorro), por debajo de otros países latinoamericanos como Chile (74%), Brasil (70%), Colombia (46%), Honduras (45%) y Perú (43%), sin considerar a otros países como Suiza donde 98% de los adultos tiene al menos una cuenta bancaria. En términos de acceso, había al cierre de 2018, 13,380 sucursales de banca comercial y 605 sucursales de la banca de desarrollo. Aunque la cobertura municipal, en lo que sucursales se refiere, dista de ser completa (ronda el 52%), la cobertura demográfica se acerca al 92%. El principal uso que se le da a las sucursales es el retiro de efectivo, 51%, seguido de la realización de depósitos.
Bancarizar a la población tendría impactos positivos en la economía, al permitir el acceso al crédito para el sector productivo. México todavía tiene un largo camino por recorrer en este tema. La inclusión financiera podría ser un catalizador de mayor crecimiento y de mejoras en la situación económica particular de las personas. Sin embargo, para bancarizar no es necesario construir más sucursales. La tecnología ha cambiado ese paradigma del pasado y lo seguirá haciendo a un ritmo mayor.
El presidente anunció la semana pasada la construcción en dos años de 2,700 sucursales del Banco del Bienestar. El costo sería, según el presidente, de 10 mil millones de pesos que se habrían obtenido de “ahorros” del año pasado. Si se cumpliera con el objetivo, el Banco del Bienestar tendría la red de sucursales más grande del país; tendría más sucursales que Banco Azteca quien tiene hoy más sucursales con 1,860, seguido por BBVA con 1,850 y por Citibanamex con 1,465.
El Banco del Bienestar, antes Bansefi, es el más grande dispersor de recursos de programas sociales del gobierno federal y tiene como objetivo promover el ahorro entre los mexicanos, facilitar el acceso al financiamiento y mejorar la inclusión financiera. Más allá de lo ambicioso del programa, usar recursos públicos para construir sucursales para bancarizar a la población no tiene sentido económico. La inclusión se puede lograr de otras formas, ya sea con convenios con los bancos comerciales o a través de mejoras tecnológicas en zonas de difícil acceso.
El presidente ha señalado que la construcción de estas 2,700 sucursales es para que los receptores de programas sociales tengan lo más cerca posible a una institución financiera que les facilite el cobro de los apoyos. La lógica de este programa no es económica y tampoco es de inclusión, es electoral. Dadas las elecciones del año entrante será relevante para el gobierno que los beneficiarios de los programas sociales reciban sus recursos no a través de una app o de un banco comercial, sino a través de un funcionario que les haga saber de dónde vienen los recursos. Son sucursales para el bienestar electoral.
En otros temas, en diciembre de 2019 se eliminaron 382,210 empleos formales, el peor mes desde que elIMSSllevaestaserie,1997.Elacumuladode2019fue unacreaciónde342,077plazasformales,elmenornúmero desde la crisis financiera de 2009.
En el tema de la bancarización, México aún tiene un largo camino por recorrer