Con los niños no
M i abuelo, un hombre culto, demócrata y español, mentaba madres cada vez que aparecía un niño cantando en la tele, Joselito (“el pequeño ruiseñor”) para empezar, en esos años ya tan lejanos en que TVE tenía dos canales que representaban el total de oferta y había que recetarse los programas con números musicales y las películas del franquismo, a la espera del partido del
Madrid. No eran solo las voces, que encontraba irritantes (y con razón). Era la idea de que había algo indecoroso y más: indecente, en el hecho de exponer a un escuincle al escrutinio público, lo que en general significa también: utilizarlo para tus fines. Así que mi abuelo, ese cascarrabias tan diferente a quienes se afilian a lo de #ConLosNiñosNo, a menudo no tan cultos, no tan demócratas y sí harto hispanofóbicos, hubiera coincidido con ellos en este asunto.
Y es que, en efecto, las sociedades solo pueden convivir pacíficamente cuando tienen un suelo compartido. Cuando, más allá de las diferencias profundas, coinciden en la posibilidad de mínimos comunes denominadores, en la defensa de principios elementales que nos unen o deberían unir a todos. Como que no se debe hostilizar a los niños, nunca. Deberíamos estar de acuerdo todos en que no está bien, y punto, insultar al hijo pequeño del presidente, como pasó luego de que saliera en un video con su padre, entregado a una sesión más de barbacoa como estrategia de comunicación. Ojo: lo mejor del video se deriva de la reacción del chico a la pregunta de AMLO: que si le había gustado el taco. “Un chingo”, respondió con gracia espontánea, a la que el presidente respondió también con un desenfado gracioso y, me parece, auténtico. Con todo, alguien olvidó algo elemental: que la mejor manera de evitarle el escarnio en redes a un menor es no usarlo con fines propagandísticos. No exponerlo. Y es que no hay índices de popularidad ni estrategias de comunicación que justifiquen eso. Ahí tenemos un poco más de suelo compartido. Con los niños no, señor presidente.
Las sociedades solo pueden convivir pacíficamente cuando tienen un suelo compartido
***
Los niños famosos tienden a terminar mal. Joselito, arruinado, acabó detenido por tráfico de drogas. “El ruiseñor, enjaulado”, tituló la prensa con mala leche. Mi abuelo dijo que no se sorprendía.