¿Ya sueñan en Zoom?
Pensé que estaba sola en esto, pero el otro día que una de mis amigas propuso que nos viéramos por Zoom, para al menos mantenernos al día, todos mis interiores gritaron: “¡Ya no más, por favor!”.
Efectos del home office, supongo, efectos del estrés provocado por darme cuenta de que estoy en una reunión muy importante y mi perrita decide que es el momento de demostrarle el efecto a su almohada favorita.
Es lo que pasa cuando llevas ya tres meses buscando algún tiro de cámara en tu pequeña casa que no revele demasiado de tu intimidad.
Los amantes de la tele de los 60 y 70 seguramente recordaran una comedia familiar donde una mujer con tres hijas se casa con un hombre con tres hijos y conforman una familia junto al ama de llaves: Alice.
La apertura del programa era exactamente eso, cada uno en su cuadrito volteando a verse entre todos.
Así transcurren ahora nuestros días, pero resulta que ya van varias personas que me confiesan que también están teniendo esta clase de sueños en cuadrícula.
Que se ven a sí mismos en su reducido espacio virtual del cual no se pueden mover y esa es realidad. Solo somos cuadros y pixeles.
Platicándolo con un psiquiatra, me dijo que tenía sentido: “¿A poco no soñabas con las operaciones cuando estudiabas álgebra?”.
Sí. Y era horrible. Horrible. Lo mismo me pasó cuando aprendí a editar, soñando en estructuras. En la ficción.
Así que de verdad espero que ustedes no se sientan como yo, como parte de The Brady Bunch, porque es muy difícil descansar de esa forma. Pero para efectos secundarios, este solo es de anécdota.