Definir prioridades y hacerlas inalcanzables
s muy pertinente que AMLO desee toEmar
en cuenta otros indicadores para conocer y evaluar la realidad económica y social del país. El PIB es parcial —solo mide la cantidad de riqueza material creada en un año, expresada en su valor monetario— y no debiera ser considerado como el único indicador. Dicho eso, caben dos anotaciones. Primera, no es necesario poner a un grupo de especialistas a definir nuevos indicadores que tomen en cuenta otras variables que midan el desarrollo y/o el bienestar de una sociedad. El tema ya ha sido tratado. Por ejemplo, está el ensayo de Rodolfo de la Torre, publicado por el Inegi en 2011, titulado Medición del bienestar y progreso social: una perspectiva de desarrollo humano. Se puede echar mano de varios índices ya utilizados internacionalmente. No van a inventar el hilo negro. La segunda anotación es que no obstante la insuficiencia del PIB como indicador del desarrollo de un país no es lo mismo complementarlo con otros, quedescalificarloydesecharlo. Porqueloquehasugerido AMLO es lo segundo. Ya no quiere que se mida la riquezadelpaísporquesusexenioserápeor,entérminos de PIB, que los “gobiernos neoliberales”. Y eso debe calentar. Con el crecimiento registrado de -0.1 por ciento en 2019 y una caída de 9 por ciento este año, la suma del primer bienio será menos nueve. Supongamosquelospróximostresañoselpaíscrece3porciento, es decir, que al final de 2023 se recupera el nivel de 2019.Así,elcrecimientopromediodeloscincoañosde gobierno sumará cero. Si en 2024 la economía crece 4 por ciento, el promedio anual de crecimiento del sexenio será 0.6.
Durante el sexenio de Salinas, la economía creció en promedio 3.9 por ciento cada año; en el de Zedillo, 3.3; en el de Fox y Calderón, 2.2, y en el de Peña Nieto, 2.1 por ciento. Pero que López Obrador pierda políticamente frente a sus odiados adversarios no debiera importar. Lo relevante es que sin generación de riqueza el resto de los indicadores del bienestar y desarrollo social(alimentación,salud,educación,vivienda,cultura, etcétera) también se hunden.
Por más que le disguste al actual Presidente, si no se creanbienesyservicios—loquerequieredeconfianza, inversiones, infraestructura, ciencia, tecnología, empresas, empresarios, empleos, comercio, seguridad y estado de derecho, todo eso que se empeñado en destruir— sus nuevos indicadores también darán cuenta del fracaso de su gestión. A menos que se alimenten de los “otros” datos o solo midan la riqueza espiritual del mexicano. La realidad es que la negativa a respaldar a las empresas por parte del gobierno lopezobradorista con motivo del Covid-19 agrandará la caída del PIB, le guste y lo tome en cuenta o no (el Inegi lo seguirá midiendo),yconelloseperderánmásempleosytodosseremosmáspobres.Esapérdidaderiqueza–unaconsecuenciaseráelincrementodeentre10y13millonesde mexicanos más en situación de pobreza—provocará además que México tardará más años en recuperarse, a diferencia de la crisis de 2009, cuando en 2010 ya se había compensado lo perdido. Ahora se estima que la recuperación tardará entre dos y tres años.
Hay que agradecerle al Presidente su insistencia en establecerlaigualdadylajusticiasocialcomoprioridades de la agenda nacional. Lástima que está haciendo todo lo posible por que esos objetivos sean inalcanzables, por lo menos este sexenio.