Satanismo y modernismo
Acaso sea solo por la nacionalidad del personaje, pero la visita del presidente Alberto Fernández a México en semanas recientes, tan bien recibido por el gobierno mexicano, trajo a la memoria a otro argentino, José Enrique Miguens (1918-2011), quien decía que a la democracia práctica se contrapone la “política mágica”, que prescinde de la opinión de la gente común y del sentido común de las personas, porque es la que impulsan aquellos que se creen superiores, la que llevan adelante “los genios”, “los salvadores de la patria”, “los héroes”.
En el prólogo de Modernismo y satanismo en la política actual, de Miguens (Siruela, 2015), Enrique Mussel y Guillermo Jacovella citan al autor: “El manejo político en la versión mágica se lleva a cabo manteniendo a los pueblos en permanente exaltación, excitando y desatando sus pasiones, mediante la exacerbación del entusiasmo por la construcción de una nueva sociedad, mediante la excitación y canalización de la furia, el miedo, el odio, la revancha o la venganza”.
Las personas con “actitud mágica”, observa Miguens, han sustituido las fallas en el conocimiento y en la acción societaria, no sectaria, por declamaciones ideológicas, delirios y fabulaciones sociales, tomas emotivas de posición que solo consiguen enemistar a unos grupos con otros e impiden concretar objetivos y tareas comunes.
Miguens creía que en fechas recientes el mundo intelectual se estaba apercibiendo de una regresión de la política hacia lo sagrado, que trajo el modernismo provocando, asociado con el satanismo, un nuevo Estado no interesado en solucionar problemas, sino en utilizar políticamente los resentimientos desatados para ponerlos a su servicio.
Sobre esa nueva realidad, observa Ignacio Gómez de Liaño en la presentación del libro: “Crear enemigos a los que odiar, manipular a la gente para suscitar resentimientos antagónicos, no un verdadero deseo de justicia en pro de los marginados y oprimidos, es lo que pretenden los Estados generados por el nacionalismo identitario, el comunismo marxista, el populismo, el fundamentalismo islámico y demás progenie de lo que Miguens llama modernismo y satanismo”.
Una obra muy oportuna para los tiempos en curso.
La visita de Fernández trajo a la memoria a José Enrique Miguens