Cartitas
Nuestra muy aplaudida secretaria de Energía dijo así de la misiva del presidente al ministro Zaldívar, donde el mandatario intentó acogotar a un juez de distrito especializado en competencia económica que, a petición de una empresa fotovoltaica de origen mexicano pero comprada hace pocos meses por nacionales chinos, suspendió temporalmente la reforma energética aprobada la semana pasada por considerar que favorece a la CFE sobre otras empresas similares en detrimento de la libre competencia y, en última instancia, en detrimento de los usuarios: “En forma histórica el presidente López Obrador informa y comparte al pueblo de México una carta que hace llegar al presidente de la Corte Arturo Zaldívar, donde le solicita la investigación a través del Consejo de la Judicatura el actuar de un juez sobre la reforma eléctrica”.
Son tan zafios que el gesto amenazante y autoritario del Ejecutivo al Judicial lo presumen como un logro. Encima, la carta del Presidente es penosa, abrevando de los clichés más huecos que ya le hemos oído hasta el cansancio: las empresas extranjeras, el neoliberalismo, el conservadurismo y hasta Claudio X. González, que ni vela tiene en este entierro. Por algo el exministro José Ramón Cossío la calificó de lamentable, “tanto por el franco desconocimiento del derecho como por la manera de tratar el tema fuera del único lugar en donde debieran hacerlo: el recurso”.
El juzgado decidirá si otorga la suspensión definitiva antes del próximo 18 de marzo, simbólico día cuando el rey chiquito pensaba proclamar que gracias a la T4 regresábamos a nuestras mejores épocas de gloria energética antes de que se le interpusieran la ley y el sentido común en el camino, y sin importar que ese mundo ya solo exista en su cabecita de algodón.
A sus apuntadores López Obrador les respondió con su gustado truco de tirarle boñiga al ventilador; además de declarar traidores a la patria a los abogados de las empresas y de los ambientalistas inconformes, dijo así: “Estos jueces surgen… para proteger a las empresas particulares y extranjeras. No para proteger y defender el interés nacional”.
Olvídense que en este caso estén alineadísimos el interés de las empresas más limpias, baratas y confiables —que no son la CFE— y el de México, pero es difícil explicarle eso a quien considera que el Estado es él y que solo sus designios pueden considerarse como “de interés nacional”. Lo grave aquí es que los resabios oscurantistas y autoritarios de López Obrador cada vez son más burdos y frecuentes; allí está si no el dedazo que, contra todo sentido no solo de decencia sino democrático, le regaló a Salgado Macedonio.
La Asociación Nacional de Magistrados y Jueces defendió a su agremiado revirando que “su único compromiso es con la Constitución y la independencia para garantizar un efectivo Estado de Derecho”,
mismo._ y el ministro Zaldívar le contestó al Presidente que “es presupuesto de la democracia y del Estado de derecho que juezas y jueces puedan actuar en un marco de autonomía e independencia”.
Pero, ya lo sabemos, nada de esto va a oír el Presidente que solo se oye a sí