“Urgente, pasar del discurso a la acción en la crisis climática”
El tiempo es limitado para rechazar la tendencia de las emisiones: los retos políticos y económicos todavía son enormes
Dentro de unos siglos, nuestros descendientes tal vez recuerden esta década como aquella en la que se perdieron las posibilidades de mitigar un daño climático irreversible. Como dijo el presidente estadunidense Joe Biden en una cumbre virtual de líderes sobre el clima el mes pasado, “esta es la década en la que debemos tomar decisiones que eviten las peores consecuencias de una crisis climática”. Las emisiones mundiales deben reducirse ahora si queremos estar razonablemente seguros de limitar el aumento de la temperatura promedio de la Tierra en no más de 1.5 grados por encima de los niveles preindustriales. Desde hace décadas hablamos sobre hacer esto, sin ningún efecto. Ahora, debemos actuar.
La buena noticia es que la elección de Biden transformó las oportunidades de lograr algo real en esta década. La mala noticia es que la transformación es desde cero a un número apenas positivo. Esta perspectiva sombría no es compartida de manera universal. Por ejemplo, Jeffrey Sachs, de la Universidad de Columbia, es más optimista: argumenta que “la cumbre representa el punto de inflexión. Las economías más grandes del mundo —Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea, China, Japón, Corea, India, Reino Unido y Brasil— finalmente se alinean en torno al objetivo de una descarbonización profunda, lo que significa el cambio del sistema energético de los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural) a fuentes de cero carbono (energía solar, eólica, hidráulica, geotérmica, de biomasa y nuclear)”.
Espero que Sachs tenga razón, pero es esencial no ser complaciente:el tiempo es limitado si se quiere rechazar de manera decisiva la tendencia de las emisiones, mientras que los retos políticos y económicos siguen siendo enormes.
Sin duda, el reciente cambio en la posición de EU fue una condición necesaria para la acción global, pero está lejos de ser suficiente. Todo el mundo sabe que la política estadunidense puede volver a revertirse, porque los republicanos siguen oponiéndose con intensidad a una acción decisiva. Además, como señalé esta semana, descarbonizar la producción en un país no es lo mismo que descarbonizar a escala mundial, ya que las emisiones pueden solo trasladar se al exterior. Sobretodo, incluso Estados Unidos, aunque crucial, no es decisivopor sí solo. Si bienes el segundo mayor emisor, solo genera 15 por ciento de las emisiones mundiales de dióxido de carbono.
De hecho, en 2020, los países de altos ingresos generaron en conjunto solo 32 por ciento de las emisiones mundiales. China por sí sola generó 30 por ciento y China más India 36 por ciento. Aún más importante, en lo que el Fondo MonetarioInternacional( F MI) llama un camino de una“situación normal”, China generará 40 por ciento del aumento de las emisiones entre 2020 y 2052, India 15 por ciento y otros países en desarrollo( sin incluira Rusia )35 por ciento. Ala larga, estos serán los países decisivos.
Si la cumbre sobre el cambio climático en Glasgow, en noviembre de 2021, será el cambio decisivo que tiene que ser, se deben acordar tres cosas. En primer lugar, los países de altos ingresos deben identificarse como líderes comprometiéndose a enormes reducciones en las emisiones de su propia producción durante la década. En segundolugar, todas las partes deben acordar la descarbonización de todos los sistemas pertinentes para 2050, con un progreso significativo para la década de 2030. Por último, también deben acordar un paquete de incentivos, des incentivos y asistencia internacionalque hagan factible el logro de estos objetivos.