Subir a la montaña
Conocí hace unos años al comandante sandinista Omar Cabezas, autor de La montaña es algo más que una inmensa estepa verde, donde cuenta sus años juveniles en la guerrilla nicaragüense.
Aquella tarde leyó delante de un pequeño grupo que lo visitamos en su casa en Managua algunos fragmentos de su libro. Comenzó con un pasaje de su niñez, del momento en que se fue la luz en un mitin en el que participaba como orador su padre, quien más bien era conservador. “¡Que se mantenga esa luz!”, exigió gritando el papá de Cabezas, hasta que esto sucedió. Entonces tuve la sensación de ser hijo de una persona muy importante, porque la gente repitió lo que él dijo y luego volvió la luz.
Después leyó el relato de su incorporación al FSLN como combatiente clandestino. Cuando yo subo a la montaña, subo con una moral extraordinaria. Cabezas ya había recibido instrucción política y ahora seguía el adiestramiento militar.
Derrocar al régimen de Somoza era lo que sostenía al comandante Cabezas en plena faena. Fue un factor importante para que yo no pensara en desertar desde la entrada misma a la montaña, porque el impacto que te causa cuando pasas abruptamente de un medio a otro y, sobre todo, cuando vos no estás preparado físicamente para eso, es muy fuerte.
El comandante no solo no estaba preparado físicamente para ello. Tampoco lo estaba psíquicamente. Como tantos jóvenes idealistas de la época, había leído los Diarios del Che Guevara, pero esto era insuficiente para la experiencia que se venía.
Sobre su primer día en la montaña, recordaba: En la carretera comenzamos a cantar canciones, no porque nos sintiéramos desmoralizados ni mucho menos. Cantábamos porque sabíamos que nos estábamos metiendo a una empresa que estábamos seguros iba a triunfar: lo que no sabíamos es quién de nosotros iba a verla triunfar, porque, efectivamente, algunos de los que viajaban ahí murieron después…
Recuerdo ahora al comandante Cabezas con motivo del viaje de una delegación del EZLN a Europa a bordo del barco llamado La Montaña. Para que regrese la luz al mundo actual enfermo por la pandemia y la demagogia de líderes políticos como Trump, Bolsonaro y demás, o para que volvamos a cantar canciones de esperanza, hay que subirnos a la montaña lanzada a la mar por los zapatistas.
Recuerdo a Cabezas con motivo del viaje de la delegación del EZLN