Pep’s City

Enfadado, encanecido y calvo, Guardiola salió del Barça dejando una estela ganadora y un estilo de juego que su antiguo club, no ha podido igualar: 4 temporadas, 3 Ligas, 2 Champions, 2 Copas del Rey, 3 Supercopas de España, 2 Supercopas de Europa, 2 Mundiales de Clubes, 254 partidos dirigidos, 193 victorias, 52 empates, 24 derrotas, 639 goles a favor, 181 en contra y 22 jugadores debutados de la cantera.

Para un entrenador tan joven y apenas en su primer club, el futuro podría convertirse en una losa: ¿Dónde podría lograr tantos triunfos en tan poco tiempo? Ante el reto, el futbol interpretó que aquello no representaba una estadística, sino un sello de identidad: un entrenador de 41 años tenía la última gran patente del juego.

Así que el Barça se quedó con todos los títulos y Guardiola se llevó los libros, las memorias, las recetas y el manual al Bayern Múnich. Los alemanes, prácticos y metódicos, se dieron cuenta demasiado tarde que habían comprado un sistema de juego que nunca les había hecho falta, entonces, pusieron fecha de caducidad al proyecto de Guardiola: si no gana la Champions, se va.

Al salir del Bayern, el futbol empezó a dudar del entrenador con una hipótesis simplona: el secreto no era el técnico, sino los jugadores, incluso, hubo quien fue más allá; la magia de Guardiola empezó y terminó con Messi. Poco le importaron los cuestionamientos que comparaban el “guardiolismo” con una moda pasajera, un modelo hecho a la medida de un solo club o un discurso poético.

El City lo fichó y puso rumbo fijo al cambio de paradigma en la Premier, convirtiéndose durante varias temporadas, en el equipo que mejor juega en el mundo. La confianza y la paciencia son parte del mérito, Guardiola regresa a una final de Champions llevando al City por primera vez.

Ganarla, será la consecuencia de una forma de jugar: aquel estilo que parecía descatalogado, vuelve a dominar el futbol.

Durante varias temporadas, el City es el equipo que mejor juega en el mundo