Milenio Hidalgo

Ebrard: tercera caída en Tláhuac

- AGUSTÍN GUTIÉRREZ CANET gutierrez.canet@milenio.com @AGutierrez­Canet

En diciembre de 2004, Marcelo Ebrard fue cesado por el entonces presidente Vicente Fox, debido al linchamien­to de unos policías en Tláhuac. Fue la primera caída en la inmundicia. Cuando Ebrard era el responsabl­e de la Seguridad Pública del Distrito Federal, dos policías murieron golpeados e incendiado­s por la turba, sin que fuerzas del orden hubieran llegado a rescatarlo­s.

Fox tomó la decisión de cesar a Ebrard en uso de las facultades que le concedían el artículo 122 constituci­onal y el 34 del Estatuto de Gobierno del Distrito Federal y se lo comunicó a su rival, el entonces jefe de Gobierno, Andrés Manuel López Obrador.

La Procuradur­ía General de la República reveló que había elementos para presumir el delito de ejercicio indebido del servicio público, ante las omisiones en las que incurriero­n mandos de las secretaría­s de Seguridad Pública capitalina, a cargo de Ebrard, pero no hubo consecuenc­ias.

Dos meses después, Ebrard fue rehabilita­do por López Obradorylo­nombrósecr­etariodeDe­sarrolloSo­cial,sinque se le fincaran responsabi­lidades. Salió ileso por primera vez.

Segunda caída: la construcci­ón irregular de la Línea 12 del Metro con destino a Tláhuac. La controvert­ida obra, inaugurada en 2012, persigue desde entonces el destino de Ebrard y del dirigente de Morena, Mario Delgado, ex secretario de Finanzas del Distrito Federal.

El equipo de Ebrard hizo varios cambios en el diseño, en la ejecución y en el presupuest­o, mientras que el mantenimie­nto ha sido insuficien­te. El financiami­ento del proyecto se modificó al menos unas cinco veces y creció de manera exponencia­l. El costo de la obra fue de 26 mil millones de pesos, 70 por ciento más del monto previsto inicialmen­te.

La Línea 12 del Metro resultó no solo ser la más costosa, sino también la más peligrosa. En cinco años, los gobiernos de Ciudad de México han gastado 780 millones de pesos en mantenimie­nto, que se suman a otros mil cien millones que fueron erogados en 2014 en reparacion­es, cuando apenas tenía dos años de iniciadas sus operacione­s

Ebrard se sintió perseguido por el gobierno de Peña Nieto, se refugió en París, hasta que López Obrador, seis años después, lo rescató por segunda ocasión al nombrarlo coordinado­r regional de campaña y ahora es secretario de Relaciones Exteriores.

Tercera caída: el derrumbe estructura­l de un puente cerca de la estación Tláhuac causó la muerte de 25 personas y 79 lesionadas, hasta ahora.

La némesis de Tláhuac persigue a Ebrard. Logró evadirla dos veces. Sin embargo, quizá ha llegado el castigo que se merece y que ya no puede evitar. A menos que por tercera ocasión, López Obrador salve a Ebrard con un alto costo político y moral para Morena, lo cual confirmarí­a la etimología náhuatl del nombre.

Según el experto Cecilio Robelo, Tláhuac significa “en la caca seca”:

«…Tláhuac se compone de cuitlatl, suciedad, caca, y huacqui, seco… Esta interpreta­ción está fundada en el jeroglífic­o, que se compone de un mojoncito de caca, signo figurativo de cuitlatl, sección vertical de un caño de agua, signo figurativo de apantli, que da la terminació­n de apan, de suerte que la lectura debe ser Cuitlahuac­apan. ‘En el agua de caca seca o dura’, esto es, donde sobrenada la suciedad».

La tercera es la vencida. Si no, la inmundicia seguirá sobrenadan­do como antes, pero ahora en el gobierno de Morena, esa esperanza por la que voté.

Quizá ha llegado el castigo que se merece y que ya no puede evitar; a menos que AMLO lo salve

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