El ninja, la catana y los dictadores
¿
Se acuerdan de Steven Seagal, ese personaje de las películas de acción que hace algunos años decidió convertirse en ciudadano ruso después de pasar un largo rato trabajando en la frontera de Estados Unidos con México como voluntario Minuteman, básicamente cazando migrantes que trataban de cruzar por el desierto? Sí, ese mismo que en algún momento tuvo mucho éxito interpretando al intrépido Nico en las cintas tan populares de su género en los años ochenta. Pues miren en lo que ahora anda el también maestro de artes marciales: anda por Venezuela regalando una espada ninja a Nicolás Maduro. ¿Interesante? Quizá. ¿Representativo? Pues si hablamos de que ya nadie sabe dónde queda la derecha y dónde queda
izquierda ¡absolutamente!
El evento, que se llevó a cabo ante las cámaras y con un Seagal sin cubrebocas, también mostró al líder de Venezuela jugando como niño con espada nueva dando uno que otro sablazo al aire. Por lo menos Seagal le explicó que no debía tocar la parte afilada de la catana.
Pero así es la política hoy en día, todo un show, lleno de absurdos con mensajes absolutamente confusos y un circo que ofende a los cirqueros profesionales. Por supuesto que todo el numerito causó tremendas reacciones sobre la falta de apoyo por el covid-19 a los venezolanos, pero muy presentes para hacerle reverencias al gobierno de Vladimir Putin, quién mandó a Nico a hacer el pancho con su titulo de “representante especial de buena voluntad” entre Rusia y Estados Unidos. ¿Ya se perdieron respecto a quién está con quién en esta historia de naciones y lealtades? No se preocupen, yo también, pero estudiemos los métodos para cuando nos llegue el examen.