Premier: el círculo virtuoso del futbol
Desde que el escocés naturalizado estadunidense Alexander Graham Bell patentó el teléfono en 1876, y hasta 1984, el servicio de correo británico, la famosa Post Office, era la encargada de administrar las líneas inglesas. Ese año, el gobierno británico inició la privatización de su red telefónica fundando la compañía British Telecom (BT), reduciendo su participación al emitir acciones en el mercado de capitales.
Diez años después, coincidiendo con la fundación de la Premier League, la BT se convirtió en una empresa 100% privada, que, con el paso del tiempo y el avance de la tecnología, empezó a competir en el sector de la distribución de contenidos a través de sus redes. El futbol fue uno de sus principales ejes de penetración y motivo de expansión.
Cuando en 2015 BT entró de lleno a la puja por los derechos de la Premier League con SKY, el contrato alcanzó en conjunto la cifra récord de 7,700 millones de dólares. En ese momento, el negocio modificó su forma de vender y comunicar.
La oferta de una compañía muy seria que ofrecía servicios de telefonía, datos y televisión conectada, cautivó la parte más valiosa del mercado británico: el corazón de los aficionados. BT no solo representaba una nueva opción para transmitir la señal de la Premier League, su inversión multiplicaba el poder de un campeonato al que la Liga y la Bundesliga, amenazaban.
La apuesta de una “telco” tan poderosa por distribuir la más británica de las pasiones a través de su tecnología, funcionó como una perfecta palanca de crecimiento. Es el círculo virtuoso del futbol: los clubes recibirían mayores ingresos, los jugadores también; la Premier llegaría a más personas a un precio cada vez más accesible, los patrocinadores obtendrían más puntos de contacto con los consumidores gracias a la multidistribución y la compañía tendría clientes más satisfechos, que al mismo tiempo, son fanáticos del espectáculo.
Jugadores recibirían más ingresos y la Premier llegaría a más personas a un precio accesible