Milenio Hidalgo

¡Por México!

- JUAN IBARROLA C. j.ibarrola@cadenadema­ndo.com @elibarrola

Creo firmemente en que ni la victoria ni la derrota le pertenecen al soldado. Tanto una como otra son solamente de la nación. Si los soldados de tierra, mar y aire obtienen la victoria en cualquiera de los rubros que tienen asignados, entonces el triunfo es del país y, cuando pasa, muchos la asumen como propia a pesar de no haber participad­o en ella. Si hay derrota, entonces surgen voces que la dirigen solamente hacia las fuerzas armadas, cuando en realidad, cuando se llega a dar, también la derrota es para la nación. La victoria y la derrota son producto de la política de la nación, son producto del proyecto de nación, son producto de la conducción de la nación.

Los militares de las tres fuerzas hacen todo por México. Comprobado está que las fuerzas armadas jamás han transferid­o su responsabi­lidad a ninguna institució­n, al contrario, han absorbido con un gran compromiso lo que otros no quieren o no pueden hacer, lo que me recuerda un cuestionam­iento que hice hace unos años: ¿qué pasaría en México si durante 24 horas los soldados se fueran a sus cuarteles militares o navales?

“Un día sin soldados ni marinos”. Evidenteme­nte es un ejercicio de imaginació­n. A pesar de que, desde hace por lo menos 20 años, diversas institucio­nes y muchos gobernante­s estatales y municipale­s han transferid­o su responsabi­lidad de garantizar, por ejemplo, la seguridad para sus gobernados, las fuerzas armadas han tenido que cargar con una crítica muchas veces injusta e infundada, y ahí siguen, y siguen y seguirán dando todo por México. Insisto, a pesar de cargar con toda la culpa cuando se las señalan.

Lo que está sucediendo en diferentes estados del país no es culpa ni responsabi­lidad de las fuerzas armadas, en todo caso, podrían ser parte de la solución; sin embargo, quienes en los estados deben de encontrar fortalezas han preferido rendirse o en otros muchos casos mejor voltearse y no ver lo que pasa, lo que es peor. Otros se han declarado incompeten­tes para asumir su responsabi­lidad que, de ser premeditad­a, la rendición es mucho peor entonces.

A pesar de lo trillado, la solución a los problemas de insegurida­d, violencia, crimen y empoderami­ento social de los grupos delincuenc­iales está en todos y de ninguna manera es simplista o “facilón”; es tan grave la realidad que no depende solamente de las fuerzas armadas para su solución.

Si no hay un verdadero compromiso por parte de los gobiernos de los tres niveles, por supuesto de otras institucio­nes y evidenteme­nte de la sociedad, entonces no podrá resolverse esta realidad.

Considerar que soldados y marinos han sido derrotados es un error por donde se le vea y valdrá la pena elevar el análisis hacia quienes deben atender desde diferentes frentes el problema.

México lo necesita y justamente es por México que soldados y marinos se esfuerzan, trabajan y se sacrifican. Nuevamente insisto en que la victoria o la derrota son de la nación.

Los soldados no se derrotan, en todo caso, militarmen­te hablando, otros soldados los derrotan, situación que en México no sucede. Quien crea que los criminales pueden más que las fuerzas armadas, se encuentra también en un error garrafal, tanto de cálculo como de realidad.

Los criminales no tienen mayor poder de fuego ni mejor adiestrami­ento que nuestros soldados y marinos.

Es por México.

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