GRECIA REYNOSO
DANZA CONTRA LA VIOLENCIA
Primera hidalguense en recibir la beca de baile
La hidalguense Grecia Reynoso conquistó Madrid con su estilo y su ritmo. Nació un 11 de noviembre de 1991 en Tula de Allende, Hidalgo, pero la mayor parte de su vida vivió en Tepeji del Río, donde inició a practicar danza española.
Es la primera hidalguense en recibir la beca de baile de la fundación Conservatorio Flamenco “Casa Patas”, en Madrid.
“Para mí es una catarsis bailar, lo que yo busco es encontrar el justo medio como decía Aristóteles y hay un montón de teorías sobre la danza, dónde se busca el espacio y el tiempo, persuadir las emociones”, relata en entrevista con MILENIO.
Sus colaboraciones más apreciadas, para la propia bailarina, han sido con el guitarrista Mario Herrero durante el Quinto Festival Internacional de Guitarra de Lagoa (Portugal), y como parte del quinteto del guitarrista Óscar Herrero en el Flamenco Festival Esch (Luxemburgo), así como el Festival Internacional de Jazz (Madrid).
Actualmente y derivado del covid 19 se dedica a la investiga
ción “La repercusión de la formación en la ansiedad escénica”.
Durante los cinco años que estuvo en la academia de Nallie y Gloria Campobello, se lesionó la rodilla por lo cual los médicos le decían que nunca volvería a la danza; hasta que encontró a un médico y fisioterapeuta quien la sacó adelante en seis meses sin necesidad de una cirugía.
“La investigación consiste en mi experiencia en la formación de conversatorio de cómo se llevaba la educación de la vieja escuela, es decir, ¿cuánto puede repercutir en decirle a alguien: ‘no puedes’? ¿Lo imposibilita? ¿Le generas inseguridad?”.
Grecia narra su experiencia de estar en el conservatorio de la Escuela Nacional de Danza Nellie y Gloria Compabello: “me tocó la época de la vieja escuela dónde a golpes se aprendía, nos decían que estábamos gordas, recuerdo que una maestra sino subías el codo, nos pellizcaba, al grado que tuve trastorno alimenticio que hasta hace pocos años pude superar”.
“Sabía que era una disciplina, pero está idea de violencia física del Conservatorio Flamenco “Casa Patas”.
y emocional, no la tenía prevista a los 17 años”. En la búsqueda de su información consultó con psicólogos, maestros y alumnos; hizo un trabajo de campo e investigo a especialistas como la psicóloga española Aurora Fernández y él psicólogo mexicano Damián Barrera.
“Además entreviste para la investigación a Óscar Herrero, guitarrista profesional – me comentó – alguien que sube al escenario, tiene que estar convencido de hacerlo bien. El miedo es por las dudas que uno tiene, la cabeza es terrible, puedes tener al frente a un gran guitarrista o un músico importante o quieres hacerlo también, que creas tensión; pero sí, al alumno hay que motivarlo”.
La investigación de Grecia Reynoso busca generar concientizar a los profesores que son artistas actualmente, generar empatía con el alumnado, de igual forma, enseñarles cómo gestionar a controlar los miedos en el escenario y evitar que las futuras generaciones deserten de sus carreras artísticas.
También se abordó en la entrevista la diferencia entre la disciplina de España con la de México.
“La disciplina es global en España las personas practican desde niños, crecen con ello, es parte de su cultura; en México el arte está castigado, no obstante, tenemos nivel de flamenco, hay talento, un ejemplo: Karen Lugo que es una máquina”.
Grecia Reynoso de igual manera compartió los tres obstáculos con los cuales se ha tenido que enfrentar: racismo, pandemia y crisis económica.
“Ser extranjero en cualquier país es un poco complicado. Te encuentras con racismo, en mi vida me había topado con esa problemática social, hasta que llegué a España; un día estaba con unas amigas en una cafetería y se acercan unos chicos borrachos y nos dicen: ‘ustedes mexicanas, ¿cuándo nos van a sacar el arma?’. Les contesté: ‘si no se van la van a conocer’”, cuenta con gran sentido del humor la artista internacional.
A pesar de las dificultades, desistir para Grecia ha sido una pelea constante en toda su trayectoria, pero recuerda las palabras de su madre: “¿Te gusta, te ves haciendo otra cosa?”, y así es como ella vuelve a su sitio.