Milenio Hidalgo

En el espejo de Cerocahui (2)

- HÉCTOR AGUILAR CAMÍN hector.aguilarcam­in@milenio.com

Hay algo particular­mente estremeced­or en el silencio cómplice, hijo del temor, que envuelve la vida cotidiana de un territorio tomado por el crimen, como la Tarahumara.

Ese silencio esconde una opresión, invisible a los fuereños, que la comunidad vive puertas adentro como resignació­n, temor y rabia. Alex LeBaron, víctima y denunciado­r emblemátic­o de la violenciac­riminal en esa zona, dijo al reportero de MILENIO, Ignacio Alvarado:

“Hay un enorme resentimie­nto hacia las autoridade­s de todos los niveles. Hablamos de grupos criminales que nacieron y viven junto a sus familias en la zona, y que se sienten no sólo dueños de pueblos enteros, sino de las actividade­s legales e ilegales que ocurren dentro de ellos” (https://bit.ly/3NtvR88).

Esa “sociedad interna”, invisible, oriunda de la tierra, dice LeBaron, no ha sido tocada por los programas sociales del gobierno. Ha visto crecer los espacios de extorsión criminal en medio de la “política de total impunidad, de brazos caídos, donde no hay persecució­n, y se fortalecen los sistemas criminales”.

La historia de El Chueco ilustra el ciclo de impunidad/incapacida­d/complicida­d que mantiene a la Tarahumara en manos del crimen. Su presencia fue denunciada en 2014, cuando, a los 21 años, ya imponía el miedo en la zona amenazando a jóvenes con la muerte si no se unían a su grupo.

El delegado de la PGR en Chihuahua, Arturo Peniche, dijo entonces que los dominios de El Chueco eran de muy difícil acceso y se requería el concurso de los tres niveles de gobierno: municipio, estado, federación. No pasó nada.

El Chueco fue denunciado de nuevo en 2018, por el homicidio de un turista, Patrick Braxton- Andrew. El mismo Arturo Peniche, ahora fiscal del estado, pidió helicópter­os para intervenir la zona, pero le fueron negados.

Por su parte, el comandante de la zona dijo a un grupo de activistas que ellos, los militares, no estaban ahí para encargarse de la seguridad.

En 2022, El C hueco volvió por sus fueros: en un solo fin de semana mató a dos rivales de un equipo de béisbol, a dos sacerdotes jesuitas y a un guía de turistas.

Cerocahui es un espejo de lo que sucede en muchas partes de la República, una tragedia que va más allá del narco: la tragedia del crimen dueño de su sociedad, ante la omisión del Estado.

La presencia de El Chueco en la zona fue denunciada en 2014

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico