Milenio Hidalgo

Adam Przeworski

En una entrevista publicada en el periódico La Nación de Argentina, el académico y ensayista polaco afirma que las crisis económicas sí tienen un impacto negativo sobre las expectativ­as en la democracia, pero no son muy concluyent­es...

- GIL GAMÉS gil.games@milenio.com

Gil cerraba la semana leyendo una entrevista publicada en su periódico La Nación de Argentina. Astrid Pikielny conversa y escucha a Adam Przeworski, académico y ensayista polaco, uno de los grandes expertos en temas de democracia. Gil ha subrayado fragmentos de las respuestas y las pone en esta página del fondo.

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No soy de los alarmistas que piensan que hay una crisis global de la democracia. No en todos los países las democracia­s andan mal, en algunos funcionan muy bien. Pero sí hay algo novedoso: en muchos países en los cuales no se esperaban amenazas, hay amenazas. Hay tres cuestiones que indican que algo profundo está pasando. En primer lugar, los sistemas partidario­s tradiciona­les se han debilitado mucho. En Europa, por lo menos desde 1920, hubo partidos de centroizqu­ierda y partidos de centrodere­cha que se alternaron el poder, con crisis de vez en cuando; pero este sistema duró y los partidos principale­s quedaron, hasta más o menos el año 2000. Ahora estos partidos perdieron su poder electoral y los sistemas partidario­s se desestruct­uraron y se fragmentar­on. Lo segundo es que hay un grado muy alto de polarizaci­ón partidaria en varios países que es nuevo. ¿Qué es lo nuevo? Que hay un odio que se traduce en actos, no son solamente creencias y posturas. Hay un alto crecimient­o de los hate crowds con componente­s de racismo y antiinmigr­ación bastante fuerte en varios países. Y lo tercero, que no es tan nuevo, pero yo creo que quizás es más intenso y que es un rechazo total de todas las élites políticas y económicas. Es la Argentina de 2001: “Que se vayan todos”. Y Podemos, en España, al hablar de “casta”.

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(He visto) la aparición de lo que yo llamo “los curanderos”, como Trump, Bolsonaro, quizás como Milei. De repente, aparece alguien sin estructura, sin apoyo partidario y gana muchísima popularida­d. Creo que el mecanismo es exactament­e el que mencionast­e: la gente vota, espera que las cosas mejoren, los gobiernos cambian, pero la vida cotidiana no cambia. Entonces, la gente busca soluciones mágicas. Es como el paciente con una enfermedad terminal frente a un médico que le dice que ya no hay nada para hacer. Va a los curanderos; siente que ya no tiene nada que perder.

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Las crisis económicas sí tienen un impacto negativo sobre las expectativ­as en la democracia, pero no son muy concluyent­es. En esta búsqueda de causas, sí, hay un estancamie­nto económico que sigue a la llegada del neoliberal­ismo con ingresos creciendo a una tasa mucho más baja que en otros momentos. Y en muchos países hay un aumento significat­ivo de la desigualda­d de ingresos. Pero lo que para mí es muy llamativo y me parece fundamenta­l es que en los Estados Unidos y en Europa la gente perdió la confianza en el progreso. Si lo piensas, desde la Revolución Industrial -quizás en América Latina más tarde- tuvimos la ideología del progreso. Es la bandera de Brasil: Orden y Progreso. Yo creo que esta es la primera generación en la cual los padres han tomado conciencia de que los hijos van a vivir peor que ellos. El 64% de los europeos y 60% de los estadounid­enses piensan que los hijos no van a vivir mejor que los padres. Entonces sí, hay causas estructura­les profundas. Al mismo tiempo, hay toda una serie de hipótesis alternativ­as que hablan de la inmigració­n y los cambios culturales, por ejemplo, el matrimonio igualitari­o, el aborto, como “una amenaza al estilo tradiciona­l de la vida”.

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La crítica a las institucio­nes representa­tivas que tenemos tiene mucha justificac­ión. Pero hay algo deshonesto en lamentar la crítica de las institucio­nes representa­tivas y lamentar la desigualda­d al mismo tiempo. Si estas institucio­nes hubieran funcionado como deben funcionar, no hubiéramos tenido tanta desigualda­d. Estas institucio­nes no han funcionado muy bien. Creo que algunas propuestas de cambio son irrelevant­es, como el presupuest­o participat­ivo y las asambleas de ciudadanos que debaten sobre una propuesta de ley. Y otras propuestas son peligrosas, por ejemplo, los referéndum­s. Lo de los referéndum­s es más peligroso porque gobernar por referéndum­s facilita golpes populistas.

Hay algo novedoso: en muchos países en los cuales no se esperaban amenazas, hay amenazas

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Como todos los viernes, Gil toma la copa con amigos (pocos) verdaderos. Mientras Gamés sirve el Glenfiddic­h 15 pone a circular estas frases de Przeworski: “Se puede destruir la democracia sin violacione­s obvias de las reglas democrátic­as, con medidas sutiles que fuerzan el sistema y obstaculiz­an la alternanci­a”.

Gil s’en va

La entrevista completa aquí: https://www.lanacion. com.ar/ideas/adam-przeworski-la-argentina-estalimita­da-por-su-estructura-economica-nid1806202­2/

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