Milenio Hidalgo

Abrazos no balazos, la frase que no dice nada

- RICARDO RAPHAEL @ricardomra­phael

La expresión “abrazos, no balazos,” es una categoría hueca a la hora de explicar la política de “seguridad” del gobierno federal encabezado por Andrés Manuel López Obrador.

Lo mismo sucedió en su día con la expresión “guerra contra el narcotráfi­co” atribuida a la gestión de Felipe Calderón.

Ninguna de las dos refleja el conjunto de acciones emprendida­s por la fuerza pública y sin embargo sirve para distraer sobre la reiterada incapacida­d en la pacificaci­ón del país.

La cifra de homicidios dolosos en México pegó un primer salto entre 2009 y 2010.

Entonces la autoridad argumentó que talcosa se debía al pleito entre organizaci­ones criminales y no ala acción del Estadopara perseguir a sus cabecillas. El periodista estadunide­nse CharlesBow­d en escribió que México no estaba padeciendo una guerra “contra” las drogas, sino una guerra “por” las drogas.

En efecto, la pugna entre diversos cárteles dedicados al trasiego de enervantes, protegidos por funcionari­os, fue la principal explicació­n de aquella primera ola de mortandad.

Destacó el pleito entre los hermanos Beltrán Leyva y Joaquín El Chapo Guzmán, entre La Familia Michoacana y el Cártel Jalisco Nueva Generación y entre Los Zetas y el cártel del Golfo.

Aunque el nombre de algunas de estas empresas cambió con el tiempo, el mapa de la mortandad no lo hizo desde entonces. En 2017 la violencia mexicana empeoró alcanzando un nuevo pico de homicidios que, por cierto, será muy similar al de 2022.

Pero, a diferencia de la época calderonis­ta, las empresas criminales dominantes del presente no están en guerra únicamente por las drogas, sino por un botín más ambicioso: el territorio.

La disputa es por el control de regiones cada día más grandes que, además de servirles para asegurar la producción y el trasiego de drogas, proporcion­an rentas relacionad­as con la extorsión sobre una amplia diversidad de actividade­s económicas y el tráfico de migrantes.

Zoom: en materia de seguridad solo una cosa es diferente entre Felipe Calderón y López Obrador; mientras que con el primero la guerra entre empresas criminales fue por las drogas, con el segundo la disputa es abiertamen­te por el gobierno de los territorio­s. En lo demás prácticame­nte todo sigue igual, frases huecas, violencia, corrupción y alta mortandad.

Lo mismo sucedió con la expresión “guerra contra el narcotráfi­co”

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