La 4T en Hidalgo II
Con el triunfo a cuestas y el prestigio de la 4T presidencial en juego, Hidalgo entra a una etapa en la que debe sufrir esa transformación. ¿Por qué sufrir?, porque un cambio de acciones a fondo, enpolíticapública,social,economíayseguridad no será de la noche a la mañana.
Así se ganó Hidalgo. El propio gobernador Julio Menchaca lo dijo en muchas ocasionesencampaña.Yesdereconocer que AMLO no solo es el vehículo para lograr algo que nadie hubiera podido hacer por sí solo, ganarle el PRI de Jesús Murillo,deMiguelÁngelOsorioChong,deCarolina Viggiano, del propio Omar Fayad, detodosycadaunodelosmiembrosdela generación que ha gobernado la entidad. Solamente así se pudo.
Ahora con el triunfo a cuestas y el prestigio de la 4T presidencial en juego, Hidalgo entra a una etapa en la que debe sufrir esa transformación. Erradicar la corrupción,recomponereltejidosocialy sobretodoinvertirelchipenlaclasepolítica gobernante, tomará quizá más de un sexenio en Hidalgo. Noventa y tres años fueron suficientes para dejar a toda una tradición generacional y familiar de personajes en Hidalgo, y quizá tengan que pasar otros 90 para que pueda recomponerse lo que debe ser justo, el reparto equitativo,lamejoraenlacalidaddevida.
En Hidalgo se normalizó tanto el poder centralizado y en manos de un solo grupo, que hoy se duda entre la sociedad, enlospensamientoscolectivos,quevaya a funcionar un cambio, se cree que no había de otra más que seguir siendo pacientes y esperanzados en que un día, uno de estos, podrían estar bien todos los indicadores y que por gracia de los políticos, quizá, la gente viviría mejor.
Hoy hay dudas todavía de que el camino no debió salirse del cauce, pues nueve décadas son testigo de que el estado funcionaba así, como siempre, para qué moverle. Sin embargo, la decisión ya fue tomada por quienes se atrevieron, quienes buscaron la oportunidad y la obtuvieron, los que se arroparon en la ideología imperante pese a las críticas.
Hidalgo entra a una etapa en la que debe sufrir esa transformación