Identidad mexicana magullada
Las fiestas patrias son un buen pretexto para preguntarse cuáles son los atributos más firmes de la identidad mexicana. Si, como solía decir Ernest Renan, la nacionalidad es un plebiscito de todos los días, ¿qué sucedería en el hipotético caso de que una mayoría de personas plebiscitara abandonar esa nacionalidad? Muy probablemente el futuro de la nación se pondría en duda.
El argumento de Renan infiere que la identidad nacional no es un concepto sólido sino fluido y que, por tanto, los atributos que le dan significado no son fijos sino mutables.
Hay pueblos que han desaparecido porque tales atributos se desvanecieron y otros que han perdurado milenios porque elementos clave de su cultura lograron prevalecer.
El día de ayer la casa encuestadora De las Heras Demotecnia, dirigida por Rodrigo Galván de las Heras, hizo público un sondeo que podría hacer las veces del plebiscito sobre el estado que guarda la mexicanidad.
Según este ingrato espejo, 48 por ciento de las personas que hoy vivimos en México desearía haber nacido en otro país.
Un tercio de la población refiere con gusto ser habitante mexicano, mientras que 17 por ciento preferiría mudarse a vivir a otro lado. En medio de estos dos extremos, 37 por ciento confiesa que, de vez en vez, le viene igualmente a la cabeza la idea de partir.
Respecto a la herencia española que hay en la identidad mexicana, 54 por ciento de la población encuestada confiesa que habría preferido venir de una cultura diferente. En cambio, 46 por ciento de las personas se sienten cómodas con la semilla sembrada por España en nuestro territorio.
Según este mismo sondeo, si los detractores pudiesen elegir, habrían preferido como conquistadores —en orden preciso de preferencia— a los ingleses, los estadunidenses, los franceses, los rusos o los chinos.
México atraviesa por uno de los momentos de mayor desánimo en su historia: son demasiadas las personas que no se reconocen en los atributos de su identidad nacional.
Zoom: hacen falta más preguntas y sobre todo más respuestas para profundizar en los motivos del desapego reflejado en esta provocadora encuesta. En cualquier caso, es obvio que algo anda mal con las emociones y los vínculos que constituyen hoy a nuestra identidad nacional.
Es obvio que algo anda mal con las emociones y los vínculos