Dussel y la filosofía de la liberación
De esta postura de resistencia emerge en el horizonte el sentido de liberación. Una nueva ontología pensada desde la periferia, desde el oprimido.
Enrique Dussel (1934-2023), nacido en Mendoza, Argentina y naturalizado mexicano, con un enorme legado de literatura, fue un filósofo, historiador y teólogo, además de ser uno de los máximos exponentes del pensamiento latinoamericano en estos campos de estudio, se le reconoce como fundador de la filosofía de la liberación, movimiento filosófico surgido en Argentina en la década de los años 70 del siglo pasado. La filosofía de la liberación propone un pensamiento desde la mirada de los oprimidos y la periferia y cuestiona fuertemente la filosofía caracterizada por una visión eurocéntrica y opresora. Dussel coloca el origen de la filosofía de la liberación desde el momento en que se reflexiona críticamente sobre la invasión española a la América Latina en 1492, particularmente en relación a la imposición de una visión de mundo y cultura eurocentrista, condición que reflexiona en razón de la situación política y social en momentos de la dictadura militar en argentina y de la opresión a estudiantes y obreros. Bajo estas premisas plantea la idea de la filosofía de la liberación como una filosofía postmoderna.
Dussel apunta “Cuando decimos que lafilosofíadelaliberaciónespostmoderna queremos indicar la siguiente tesis: la filosofía moderna europea, aún antes del ego cogito, pero ciertamente a partir de él, sitúa a todos los hombres, a todas las culturas, -y con ello sus mujeres y sus hijos, dentro de sus propias fronteras como útiles manipulables, instrumentos. La ontología los sitúa como entes interpretables, como ideas conocidas,como mediaciones o posibilidades internas al horizonte de la comprensión del ser. Espacialmente centro, el ego cogito constituye la periferia y se pregunta con Fernández de Oviedo: “¿son hombres los indios?”, es decir, ¿son europeos y por ello animales racionales? Lo de menos fue la respuesta teórica; en cuanto a la respuesta práctica, que es la real, lo seguimos sufriendo todavía: son sólo la mano de obra, si no irracionales,al menos “bestiales”, incultos -porque no tienen la cultura del centro-,salvajes... subdesarrollados.” (Dussel, 1996).
En esta tesis, Dussel reflexiona sobre la imposición del opresor al oprimido, del invasor al nativo, del centro a la periferia, cuestiones que colocan la postura del hombre y mujer en criticidad frente a lo colonial, a lo dominante y a la cultura impuesta. De esta postura de resistencia emerge en el horizonte el sentido de liberación. Una nueva ontología pensada desde la periferia, desde el oprimido. Se desarrolla el pensamiento crítico y se cuestionan el orden establecido desde el centro.
Los antecedentes de la filosofía de la liberación, nos dice Dussel “son aún más antiguos que la filosofía moderna europea. Bartolomé de las Casas (1484-1566) dijo muy precisamente que dos maneras han tenido en extirpar de la faz de la tierra aquellas miserandas naciones” refiriéndose a los dos modos que han usado los europeos en dominar a la periferia. “La una por injustas, crueles, sangrientas y tiránicas guerras”; es decir, los europeos han asesinado a los habitantes de la periferia (es la muerte del otro). “La otra, después que han asesinado a todos los que podían anhelar la libertad, como son los hombres varones, porque comúnmente no dejan en la guerra sino los niños y las mujeres, se les oprime con la más dura, horrible y áspera servidumbre”. Se trata, como puede observarse, de la dialéctica explícita del señor y el esclavo, publicada en 1552 en Sevilla en la brevísima relación de la destrucción de las Indias. Han asesinado al indio; pero cuando dejan alguno en vida lo reducen oprimiéndolo con horrible servidumbre. El texto indica además que dejan en vida la mujer, para amancebarse con ella (dominación erótica), ya los niños, para educarlos en la cultura europea (dominación pedagógica). y así en nombre del nuevo dios (el oro y la plata, el dinero, las libras esterlinas o el dólar) fueron inmolados al dios del mercantilismo primero, al del primer imperialismo financiero y al actual imperialismo de las multinacionales, muchos más millones de hombres de la periferia que los que el limitado imperio de los aztecas inmoló (con tanto horror y espanto de la culta y religiosa Europa), a su dios Huitzilopochtli.” (Dussel, 1996).
Como podemos advertir, Dussel fue un consecuente crítico del pensamiento occidental y la cultura que nos impuso. Para ello, nos propone una ruptura epistemológica, un distanciamiento a lo colonial, a la exclusión y a la opresión., y desarrollar un pensamiento liberador
_ como práctica filosófica y política. Bajo estas premisas, la acción pedagógica de las maestras y maestros sería pertinente con la filosofía de transformación social planteada en la Nueva Escuela Mexicana.