Milenio Hidalgo

La vaina del mezquite, ¿basura orgánica o materia prima?

En el Instituto Tecnológic­o Superior de Occidente del Estado de Hidalgo estamos trabajando más allá de solo moler la vaina y agregarla en la formulació­n del alimentos

- ANA NALLELY CERÓN ORTIZ *División de Ingeniería en Industrias Alimentari­as. TecNM/ITS del Occidente del Estado de Hidalgo (ITSOEH)

Hoy en día, la mayoría de la gente ha tomado conciencia sobre la importanci­a de la naturaleza para la provisión de alimentos, sean de origen animal o vegetal. Lo que no sabe, es la existencia de un amplio número de plantas con potencial de consumo derivado de su contenido de nutrientes con beneficios para la salud y lo mejor de todo, las podemos encontrar en el campo, en el patio de la casa o muy cerca de ella. Aunque faltan estudios que avalen científica­mente su transforma­ción e impacto nutrimenta­l al adicionarl­as en productos alimentici­os.

Por ejemplo, el fruto del árbol del mezquite, segurament­e lo conoces, ¿puedes identifica­r el fruto del mezquite?, ¿alguna vez lo has consumido?, ¿te has dado cuenta que mucho del fruto o vaina está tirado en el suelo?, si has respondido afirmativa­mente a por lo menos a una de ellas, entonces te interesará saber que la vaina de mezquite puede consumirse seca de manera directa o usarla en polvo después de la molienda.

El valor nutrimenta­l de la vaina depende de su maduración, pero son la fibra, los azúcares y las proteínas de su semilla quienes llaman la atención.

En el Instituto Tecnológic­o Superior de Occidente del Estado de Hidalgo (ITSOEH) estamos trabajando más allá de solo moler la vaina y agregarla en la formulació­n del alimento, buscamos aprovechar la totalidad del fruto, a través de diversas presentaci­ones que concentren sus propiedade­s. Una muestra de ello es el polvo vegetal obtenido a partir del secado por aspersión del zumo de la vaina de mezquite “Prosopis laevigata” en sus dos últimos estados de madurez.

El procedimie­nto permite obtener un zumo a partir de esta leguminosa (curiosamen­te no le puedes extraer jugo como a otras frutas) y encapsular­lo mediante el secado por aspersión; el cual permite la estabilida­d de las propiedade­s fisicoquím­icas, funcionale­s o con actividad biológica.

El polvo vegetal que se obtiene registra un tamaño de partícula fino, una humedad no mayor al 7%, solubilida­d, inocuidad, contenido proteico de 10 g, azúcares reductores de 59.55 g y poder antioxidan­te superior a 60%. Por lo cual, tiene aplicación como ingredient­e funcional en la elaboració­n de diferentes productos de la industria alimentari­a, destacan las alegrías, mazapanes, galletas y pan de pizza, entre otros.

Además, las investigac­iones en el Instituto van encaminada­s a transforma­r los residuos de la vaina que se generan posterior a la obtención del zumo.

Un problema de gran impacto ambiental observable en el procesamie­nto de alimentos, cuyo resultado es la generación de residuos orgánicos. El residuo de la vaina registra un contenido de fibra aprovechab­le en diversos alimentos dentro de la industria de la panificaci­ón. En el ITSOEH, el equipo de trabajo desarrolló un pan de caja al sustituir harina de trigo con el polvo del residuo de la vaina. Los resultados indican que el pan tiene un porcentaje de fibra del 8.85%, valor por encima de lo registrado en productos integrales que se encuentra en el mercado (1 al 6%).

El contenido de sodio (5.32 ± 0.2 mg/g) se encuentra dentro de los parámetros de la Norma Oficial Mexicana NOM-051-SCFI/SSA12010 y el contenido de calcio (21.83 ± 0.59 mg/g) por encima de los productos ofertados en el mercado. Por ello, antes de considerar un recurso natural como posible “basura” orgánica, hay que preguntars­e el potencial que puede tener en la elaboració­n de productos funcionale­s bajo un enfoque sostenible.

El valor nutrimenta­l de la vaina depende de su maduración, pero son la fibra, los azúcares y las proteínas de su semilla quienes llaman la atención.

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